*Un líder partidista y gobernador que pierde su estado queda en evidencia.
De la redacción
Layda Sansores San Román es gobernadora de Campeche desde el 15 de este mes. Ocupa el cargo que desempeño su padre Carlos “El Negro” Sansores Pérez entre 1967 y 1973, quien fue igualmente líder nacional del PRI.
No pudo Dante Delgado, el verdadero mando de Movimiento Ciudadano, revertir el triunfo de la ahora militante de Morena, a pesar de haber demandado y obtenido el recuento voto por voto y casilla por casilla.
Sin embargo, la derrota más dolorosa que representa el arribo de la política al mando campechano fue para Alejandro Moreno Cárdenas, conocido como “Alito”, dirigente nacional del PRI, el segundo oriundo de Campeche que llega a ese cargo partidista en cerca de 40 años.
Moreno fue gobernador con licencia hasta el 14 de este mes, y esa era su estatus constitucional cuando se efectuó la elección en su estado. Su condición de dirigente del priismo nacional le permitió imponer a Christian Castro (no confundir con el cantante del mismo nombre) como candidato para relevarlo en la gubernatura.
Éste es sobrino del máximo representante nacional del tricolor, y su triunfo se dio por descontado, por el apoyo del PAN y del PRD, además de la ventaja que representaba la condición de “Alito” como cabeza de la alianza “Va por México”.
Las cosas salieron al revés, para convertirse en una dolorosa cuádruple derrota: por ser gobernador con licencia, dirigente nacional, promotor de la alianza con sus adversarios ideológicos, por tratarse de su sobrino y por haber quedado la coalición hasta el tercer lugar.
El PRI y sus aliados no sólo fueron derrotados por Morena, sino también por Movimiento Ciudadano. Castro quedó en tercer lugar, en un resultado desastroso para el PRI y para su dirigente, pues el PAN no tiene presencia en Campeche.
Moreno Cárdenas resultó un dirigente perdedor, que no ganó en ninguno de los 15 estados en que se pusieron en juego igual número de gubernaturas. Su antes adversario ideológico, el PAN, ganó en Querétaro y Chihuahua, justamente en donde no contó con el apoyo del PRI.
Y ambos partidos perdieron en Nuevo León, en donde compitieron con candidatos propios. De todos modos, el panismo ganó dos de 13 gubernaturas, mientras el priismo, con Moreno Cárdenas a la cabeza, perdió en las 15 entidades federativas, incluyendo Campeche, donde éste era gobernador con licencia.
