*En su tiempo LEA incorporó a los pueblos del tercer mundo, que pensaba liderar.
De la redacción
“El Grito” presidencial de la noche del 15 de este mes, dado por el presidente Andrés Manuel López Obrador y los documentales previos y posteriores difundidos por los canales oficiales de televisión fueron interesantes.
No obstante, quedó pendiente la sorpresa anunciada días antes por el mandatario, y tal vez se haya referido a la inclusión en las ¡Vivas! de tres elementos fundamentales, que deben fomentarse:
La honestidad, la reivindicación de los pueblos prehispánicos y el amor al prójimo, valores que se abandonaron y excluyeron en el largo período neoliberal y que deben retomarse en la nueva etapa de la historia del país, según un análisis de este semanario al tema.
No obstante, la innovación e introducción de realidades en los “gritos” de la Independencia no son nuevas. Desde hace muchos años los jefes de la nación las incorporan, según sus convicciones.
Fue muy criticada en la década de los setenta del siglo pasado la inclusión en los ¡Vivas! del “Grito” la frase de “los pueblos del tercer mundo”, por parte del presidente Luis Echeverría Álvarez.
En esos tiempos de la “Guerra Fría” surgió un movimiento de numerosos países que intentaron desmarcarse tanto del campo socialista, encabezado por la Unión de República Socialistas Soviéticas (URSS), como del bloque imperialista liderado por los Estados Unidos.
Echeverría Álvarez, ahora de casi cien años y con problemas económicos porque sus hijos lo despojaron de sus bienes, buscaba convertirse en uno de los dirigentes de los países del tercer mundo o países no alineados, como también se le conocía al movimiento, para desde esa posición lograr la Secretaría General de la ONU.
La cabeza más visibles, según un recuento de “El Espectador”, curiosamente era el mandatario de uno de los países socialistas: el mariscal Tito, de Yugoslavia, que asumía una posición de aliado, de la URSS, pero sin subordinarse y guardando cierta independencia del bloque socialista.
El presidente mexicano no pudo consolidarse como una de las cabezas de ese movimiento, en una época cuando, además de la “Guerra Fría”, se llevaban a cabo movimientos de liberación nacional de enclaves coloniales de África.
Tampoco alcanzó el liderazgo de Organización de la Naciones Unidas, pero la innovación a sus “Vivas” en el Grito, ahí quedaron, como antecedentes de la reivindicación de López Obrador del amor al prójimo, a la honestidad y a los pueblos originarios.