Macario Lozano R.
No debe verse como algo irrelevante la amenaza del operador político de la ultraderecha empresarial, Claudio X. González Guajardo, quien anunció que elaborará una lista con los nombres de aquellos que “por acción u omisión” han apoyado a la cuarta transformación. Se trata de un asunto, grave, delicado y con antecedentes peligrosos en todo el mundo.
También debe aclararse que la ultraderecha empresarial, que tiene a sus servicios al PRI, PAN y PRD, a jueces, a magistrados y hasta ministros de la SCJN la integran unos 6 mil 600 dueños de grandes corporaciones y empresas de la iniciativa privada nacional y extranjera, que no pagaban impuestos y recibían privilegios de los gobiernos neoliberales. Pero no son ultraderechistas todos los grandes empresarios, muchos de los cuales tienen bien claro y cumplen con la función social de las empresas, y apoyan la lucha contra la corrupción y ahora pagan impuestos, sin irritarse, ni conspirar contra las instituciones, como es el caso ilustrativo de Carlos Slim.
La lista de Claudio X. González debe ser condenada y rechazada, porque ese comportamiento es propio de la ultraderecha empresarial radical, retrógrada e injerencista que ha estado, junto con la CIA, atrás de todos los sangrientos golpes de estado cometidos por militares gorilas especialmente en América Latina, pero también en África, Medio Oriente y, para ser francos, en todo el mundo.
Los golpistas elaboran listas de adversarios ideológicos antes de derrocar gobiernos, para después perseguirlos y asesinarlos, desaparecerlos, encarcelarlos o exiliarlos. El caso mas conocido es el de Hitler, pero también las integró el sanguinario dictador Augusto Pichochet, los dictadores argentinos de la década de los setenta y ochenta del siglo pasado y los golpistas brasileños y bolivianos. Eso no debe pasarse por alto.