*Sobrina de quien inició las privatizaciones encabeza oposición a reforma.
De la redacción
“Restablecerán el monopolio de la CFE”, “retrocederemos hasta la década de los setentas del siglo pasado”, “encarecerán la luz”, “dañarán el ambiente”, “violarán el Tec-MEC”, “será una reforma expropiatoria”, “se fomentará la corrupción”, “ahuyentarán las inversiones”, “se registrarán apagones”, “Estados Unidos demandará a México” y “no podrá el gobierno concretar la transición eléctrica”.
Estos son apenas unos pocos de los muchos argumentos falsos que esgrime la ultraderecha empresarial, sus brazos electorales: PRI-PAN-PRD, y sus medios informativos y periodistas a sus servicios, en su brutal campaña de desinformación, confusión y engaño, destinada a mantener el saqueo de fondos públicos por parte de las empresas particulares generadoras de energía eléctrica, según una revisión de este semanario a esa campaña mediática.
Los cambios constitucionales indispensables para recuperar la rectoría del Estado en materia energética y específicamente en el mercado de la energía eléctrica, tienen un camino empedrado, porque requieren mayoría calificada en las cámaras del Congreso de la Unión, que no alcanza Morena y sus aliados.
Necesita los votos del PRI, cuya cúpula es objeto de fuertes presiones de la ultraderecha empresarial y ultraderecha del PAN y el PRD, para que vote en contra de la iniciativa presentada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, y aun cuando Marko Cortés y el ultraderechista y operador político empresarial, Claudio X. González ya ordenó que los diputados y senadores de los tres partidos voten en contra, también cuadros y bases priistas creen riesgoso para su futuro favorecer el saqueo de fondos públicos por las generadoras de energía eléctrica privadas, por lo que se ignora cuál será su decisión final.
Lo que sí puede aseverarse es que los argumentos de los opositores a la reforma en debate son insostenibles, porque agravian el sentido común. La reforma no restablecerá el monopolio porque garantiza a las empresas privadas el 46 por ciento del mercado de las energías eléctricas, y no podría volverse a la década de los setenta del siglo pasado, porque entonces estaba totalmente prohibida la participación privada en la industria eléctrica. Ahora no sería así.
Tampoco se encarecería la energía eléctrica, porque más bien las encarecieron los particulares en su rapacidad de lucro, y se beneficiaría el medio ambiente porque un porcentaje importante de la generación se haría en hidroeléctricas, que producen a bajo costo y es energía limpia. Menos se trataría de una expropiación, porque no se le quitaría a las empresas privadas ni un tornillo.
Por otra parte, el TEC-MEC no impide que los países signantes legislen en materia energética de acuerdo con sus intereses nacionales y soberanía, y por ello Estados Unidos no se enemistaría con México; la transición a energía limpias en todo el mundo (salvo España), las realizan los gobiernos, y en cuanto a la corrupción, eso fue lo que propició la privatización parcial del mercado de la energía eléctrica que inició Carlos Salinas de Gortari, cuya sobrina, Claudia Ruiz encabeza la oposición en el Senado.