*El crédito en mora alcanza los 6 mil 201 millones de pesos.
Gabriel L. Villalta
Una porción de los asalariados mexicanos carga sobre sus espaldas una pesada deuda bancaria, obtenida mediante la modalidad de crédito sobre nómina; es decir, sus futuros ingresos son la garantía de pago a los acreedores.
La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) dio a conocer que, al 30 de septiembre de este año, los préstamos bancarios de nómina alcanzaron los 265 mil millones de pesos. La suma es alta, pero representa 1.4% menos que la registrada a septiembre del año pasado, lo cual se explica por la reducción del número de trabajadores en la economía formal, ante la caída de la economía por la pandemia de Covid-19 en 2020.
De la deuda total de financiamiento bancario sobre nómina, 6 mil 201 millones de pesos están en mora; es decir, los deudores están atrasados en sus pagos, y ello implica que están cubriendo elevados intereses adicionales a los normales por no cumplir en tiempo sus obligaciones, agravando su situación económica familiar e impactando en forma adversa los niveles de bienestar.
La desocupación no les permite obtener ingresos ni pagar sus vencimientos, en tanto los deudores ocupados están siempre al corriente porque las empresas donde prestan sus servicios les descuentan directamente de sus salarios los pagos por crédito de nómina.
DIFÍCIL SALDAR DEUDAS DE NÓMINA
Poco se reflexiona sobre el tema, pero de acuerdo con especialistas en la materia, los préstamos sobre nóminas son los más difíciles de saldar, por la estructura de ingresos de los trabajadores.
Se adquieren porque, precisamente, los ingresos no les alcanzan para solventar sus gastos, situación que se agrava si carecen de capacidad de ahorro y por ello recurren al crédito bancario para sobrevivir.
Si aun sin las deudas de nómina un trabajador tiene dificultades económicas graves, cuando se endeuda se reducen drásticamente sus ingresos por el pago de intereses y amortización del préstamo, y muchas veces antes de saldar su deuda debe contratar otra nueva para sobrevivir. Esto lo saben, permiten e incluso fomentan los bancos y las empresas, y les conviene porque el asalariado queda enganchado casi para siempre a la deuda y al banco acreedor, y cuida más su trabajo.