*La comunidad universitaria vigila y reporta al OIC presuntas irregularidades: VBD.
De la redacción
El titular del Órgano Interno de Control (OIC) de la UAEM, Victorino Barrios Dávalos, expresó su confianza en que se logrará erradicar viejos vicios arraigados en décadas en la institución, porque eso demanda la comunidad universitaria y los nuevos mandos buscan lo mismo.
El contralor universitario es el primer designado para el cargo por el Poder Legislativo, y no es un funcionario subordinado a las autoridades de la Máxima Casa de Estudios mexiquense, lo cual le da una enorme libertad para actuar y cumplir con sus obligaciones.
“En mi primera reunión con los mandos de la UAEM les hablé con sinceridad. Les dije que no vine a hacer amigos desde el cargo, sino a erradicar vicios y a cuidar los fondos públicos destinados a la Universidad, y así lo han entendido y respetado las nuevas autoridades universitaria”, dijo a “El Espectador”.
Reiteró que sus objetivos tienen mucho respaldo de la comunidad universitaria, que en forma espontánea ha entregado información útil al Órgano Interno de Control de la Universidad Autónoma del Estado de México, para avanzar más rápido en el cumplimiento de las metas.
La Auditoría Superior de la Federación (ASF), órgano técnico de la Cámara de Diputados Federales, responsable de auditar los fondos federales, incluyendo los que se entregan a los estados y universidades públicas estatales, reportó que en 2020 éstas ejercieron más de 2 mil 032 millones de pesos sin justificarlos, y deben solventar esas irregularidades.
Los hallazgos de la ASF incluyen pagos excedentes en sueldos, prestaciones y estímulos, falta de documentación justificativa y comprobatoria del gasto y pago de plazas no consideradas por la ley.
MANDO DE UAEM RENTABA VEHÍCULOS BLINDADOS
Barrios Dávalos narró a este semanario que la información que le proporciona la comunidad universitaria al OIC le ha permitido conocer excesos del pasado, los cuales no pueden, ni deben repetirse.
Un caso extremo fue el de un rector, a quien la UAEM le pagaba dos camionetas de lujo, con el más alto blindaje, y dos automóviles para escoltas, de los conocidos como “interceptores”.
“Un rector dirige una institución noble, de alta cultura, con funciones sustantivas de docencia, investigación, extensión y difusión, y debe disponer del aprecio, respeto y apoyo de la sociedad. Debería pasearse libremente por las calles, sin necesitar camionetas de alto blindaje, como si fuera narcotraficante”, reprobó Barrios Dávalos al referirse al caso.
Recalcó que “la UAEM logrará erradicar viejos vicios, porque lo demanda su comunidad, la cual está participando en los esfuerzos para lograr ese objetivo. Con esto se fortalecerá la autonomía, mejorará aún más la calidad educativa y la institución tendrás un todavía mayor respaldo social”.