*El equipo se desdibujó a lo largo del torneo.
De la Redacción
Sigue comentándose el cese de Hernán Cristante como técnico del Toluca y la designación de Ignacio Ambriz como su relevo, después de que el equipo no calificó directo a la liguilla, ni pudo lograr su pase en el repechaje, por jugar mal.
El Toluca comenzó muy bien el torneo, ahora en fase de liguilla, al grado de que su afición soñó con una nueva corona, pero para el final de la temporada había perdido totalmente la eficacia en su juego, y dejó de sumar puntos hasta ser relegado en la tabla de calificación, la cual incluso encabezó varias fechas.
Hernán Cristante ya tenía el antecedente de haber sido cesado al terminar un torneo, y lo mismo le sucedió al goleador histórico del club: Saturnino Cardozo, pero en ambos casos sus equipos no tenía jugadores con la calidad suficiente como para ganar el título. En este espacio se señaló esa circunstancia y se consideraron injustos esos ceses.
Ahora fue diferente. Cristante no supo exigirle con eficacia a sus jugadores mayor profesionalismo, entrega, pasión y amor a la camiseta, ni mucho menos efectividad o equilibrio en sus líneas.
El Toluca recibió los mismos número de goles que anotó, y sus jugadores dejaron la impresión de que no les interesaba ganar el título. El equipo perdió o empató partidos que, en papel, debió ganar, porque le faltó enjundia y coraje. En esas condiciones la permanencia de Cristante era insostenible.