*El costo de la obra se ha más que triplicado, y se terminará con 6 años de retraso: todo el sexenio de Del Mazo.
De la Redacción
El tren interurbano México-Toluca es el mejor ejemplo de megaobras mal planeadas, peor programadas y ejecutadas y, encima, colmadas de alta corrupción.
Cuando en marzo de 2014 se licitó, se habló de que costaría poco más de 30 mil millones de pesos, pero cuando en ese mismo año se iniciaron los trabajados de construcción el monto se había elevado a 38 mil millones de pesos, y se fijó como plazo para terminarla y ponerla en servicio en la segunda mitad de 2017.
El megaproyecto será concluido e inaugurado hasta septiembre de 2023; es decir, nueve años después de iniciado y seis años sobre el plazo comprometido.
Lo peor, el costo se elevará hasta los 91 mil millones de pesos, según lo informó la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), como consecuencia de esa mala planeación, programación, ejecución y corrupción, pues -en parte- la demora en la ejecución de las obras fue porque no se liberó a tiempo el derecho de vía, además se pagaron indemnizaciones por las tierras a quienes no tenían derecho a recibirlas, pero eran cercanos a altos funcionarios de la dependencia.
En cambio, no se indemnizó a los verdaderos dueños, quienes recurrieron a los amparos, y ganaron: hubo doble pago porque no se recuperó el dinero entregado a quienes no tenían derecho a recibir los fondos. No hay denuncias penales, ni mucho menos detenidos por estos desfalcos al erario público. La impunidad es total.
LA OBRA SE USO COMO TEMA DE CAMPAÑA
Un dato que merece la pena mencionar es que la imagen del Tren Inter Urbano fue usada durante la campaña a gobernador de Del Mazo, en algunas de sus cápsulas de promoción y espectaculares entonces se decía -palabras más, palabras menos- “yo creo en lo que veo”, como si la obra estuviera terminada y prácticamente operando. Todo el sexenio de Alfredo del Mazo lleva la obra de retraso, y no le tocará inaugurarla.
