*El INE organiza elecciones federales y apoya en comicios locales.
De la redacción
El Instituto nacional Electoral (INE) costará a los contribuyentes cerca de 20 mil millones de pesos el próximo año, sin contar los cerca de 3 mil 835 millones de pesos que pelea para financiar la consulta de revocación o ratificación de mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Para preparar, organizar, vigilar la jornada de votación y contar los votos en la primavera del 2022 pide 3 mil 870 millones de pesos, y aun cuando no le fue aceptada su solicitud, de cualquier manera en el Presupuesto de Egresos Federal (PEF) tiene garantizada una partida presupuestal de 19 mil 736 millones de pesos.
Lo que más llama la atención es que en 2022 no se efectuarán elecciones federales, como tampoco se llevarán a cabo en el 2023.
Lorenzo Córdova, consejero presidente del organismo electoral, justificó el alto presupuesto del próximo año con el argumento de que el próximo año se efectuarán elecciones de gobernantes en los estados de Aguascalientes, Durango, Tamaulipas, Quintana Roo, Oaxaca e Hidalgo.
La justificación no es contundente, pues los procesos electorales para elegir titulares de poderes ejecutivos estatales son financiados por los gobiernos de las entidades federativas correspondientes.
El INE participa en los temas electorales locales, pero no aporta dinero para la organización de los mismos, tampoco entrega prerrogativas a los partidos políticos, ni dinero para las campañas.
Ese gasto del organismo por más de 19 mil 730 millones de pesos es excesivo, y confirma la creencia generalizada de los mexicanos de que se trata de un organismo costoso, el cual en los procesos legislativos federales y locales de este año dejó mucho que desear en cuanto a certeza, imparcialidad, transparencia, legalidad y objetividad en sus actuaciones.
El propio Lorenzo Córdova y el consejero e inseparable suyo, Ciro Murayama, se comportaron como parte de la oposición al presidente Andrés Manuel López Obrador, a Morena y a la cuarta transformación.
La diferencia radical con los anteriores 37 años, cuando era denominado Comisión Federal Electoral (CFE) y lo encabezaba el secretario de Gobernación, consiste en que entonces operaba en favor del gobierno y su partido y ahora, como INE favorece a la oposición y combate al gobierno.
El INE resulta costoso, y los fondos públicos que consume pueden reducirse con un esfuerzo de austeridad. El despilfarro es tal que, para capacitar a los encargados de las casillas de la consulta de revocación y sanitizar los sitios donde se instalarán las casillas solicitó más de mil millones de pesos.