*Oficialmente seguirán en sus cargos hasta el día 31 de este mes.
De la redacción
Como nunca, en general, los alcaldes salientes dejaron de trabajar mucha antes del inicio de las vacaciones, pero esta situación fue más evidente en los casos de quienes no pudieron reelegirse porque los votantes de sus respectivos municipios les retiraron su apoyo en las urnas el 6 de junio de este año.
Este numeroso grupo de gobernantes municipales derrotados, entre los cuales figuran varios de demarcaciones importantes por su población y presupuesto, como los de Toluca, Naucalpan, Tlalnepantla, Coacalco, Cuautitlán Izcalli, Atizapán de Zaragoza y Metepec, en realidad perdieron interés en bien gobernar desde que se oficializaron los resultados electorales adversos.
“El Espectador” visitó varias sedes de los cabildos desde julio, y en los casos de los presidentes municipales que perdieron la reelección casi no se paraban por los palacios, y tampoco lo hacían los síndicos y regidores.
El personal secretarial, los asesores y choferes se pasaban las horas laborales aburriéndose, porque nada tenían que hacer. Los miembros de los cabildos sólo se presentaban a las sesiones de cabildo, pero casi no ocupaban sus oficinas.
La conducción de las administraciones municipales la asumieron los secretarios de los ayuntamientos, quienes de facto asumieron funciones de ediles, porque los alcaldes les delegaron facultades.
Se desinteresaron de sus gobernados, y como venganza por haber votado mayoritariamente en favor de sus adversarios, dejaron de trabajar, con graves perjuicios para la población.
Los servicios básicos, como la seguridad pública, limpia, alumbrado público, agua potable y drenaje se deterioraron. Perdieron calidad, por el descuido de los alcaldes, quienes se limitaron a “nadar de muertito”, a la espera del 31 de este mes, para entregar oficialmente sus cargos.
En la práctica también, quienes no buscaron la reelección dejaron de laborar mucho antes de que comenzara el período de asueto por fin de año, pues las actividades en los palacios municipales se redujeron al mínimo desde finales de noviembre.
En estas condiciones, la población sufrió las consecuencias por el vacío institucional generado, pues los alcaldes en funciones dejaron de trabajar y los electos no podían intervenir, porque constitucionalmente no tenían facultades para atender y resolver los problemas de la sociedad.
Las circunstancias descritas también afectarán a las nuevas autoridades municipales, porque encontrarán administraciones paralizadas, lo cual les exigirá un gran esfuerzo para volver a hacerlas funcionar con celeridad, eficacia y eficiencia.