Augusto L. Robles
Grave como precedente ha sido la decisión de un tribunal británico, el cual falló en el sentido de que el oro que el gobierno de Venezuela tiene guardado en un banco inglés debe ser administrado por Juan Guaidó, porque es el presidente legítimo de se país sudamericano, no Nicolás Maduro.
El oro tiene un valor de mil millones de dólares. Es mucho dinero para un país con problemas económicos, pero lo más grave es la soberbia imperial, que se siente facultada para decidir qué personaje es el verdadero gobernante de una nación.
Juan Guaidó nunca participó en una elección presidencial, pero se adjudicó él mismo su nombramiento como mandatario, porque era diputado. Su período legislativo ya terminó, pero países que fueron imperios colonialistas lo reconocen como presidente, en una clara intromisión en los asuntos internos de los pueblos, como lo demuestra el fallo del tribunal británico en el caso de el oro venezolano.
Además, Juan Guaidó fue desconocido por muchos de sus cómplices, que ahora lo acusan de corrupto. En estas condiciones, ya es de imaginar el destino que tendrá el oro.