
*Se crearon y operaban “mafias” al interior del Poder Judicial: se combatieron.
De la redacción
En un mensaje durísimo y autocrítico, el ministro Arturo Zaldívar reconoció que en el pasado la justicia estuvo al servicio de las élites, mientras el pueblo fue marginado y no tuvo acceso a ella.
De la misma forma, el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) reconoció que intereses poderosos se habían infiltrado al sistema de justicia, formando verdaderas “mafias” en su interior.
Zaldívar habló en la presentación de su tercer informe anual de actividades como cabeza del máximo tribunal de control constitucional del país, en sesión de pleno de la SCJN, a la cual asistió el presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque no hizo uso de la palabra.
Recordó que, cuando comenzó a hablar de corrupción en el sistema de justicia, generó reacciones de inconformidad, como ocurrió cuando desaprobó y reconoció la existencia de nepotismo, por el que se había cerrado el acceso a una carrera en el sistema de justicia para quienes no tenían familiares en cargos importantes.
El ministro consideró la reforma al Poder Judicial aprobada en su administración como la de mayor profundidad y alcance de los últimos 30 años, pues permitirá que la justicia esté a la mano de todos los mexicanos, antes marginados de ella porque “costaba mucho tener acceso”.
Desde esta perspectiva, destacó la importancia del fortalecimiento del Instituto de la Defensoría Pública, ahora con personal jurídico altamente capacitado, hombres y mujeres comprometidos con la administración de justicia a todos aquellos sin dinero suficiente para pagar despachos de abogados privados.
Arturo Zaldívar aseveró que la corrupción era tolerada y estaba institucionalizada, pero ya no ocurre ahora, porque se le investiga y sanciona, sea quien sea: hay una lucha implacable, aseveró.
FIN AL NEPOTISMO
El informante se refirió también a otros vicios, como el nepotismo, la paridad de género y los conflictos de intereses en el sistema de justicia, que le hicieron mucho daño, y -sobre el primero- reconoció que en el pasado sólo con el tráfico de influencia se podía obtener una plaza en el Poder Judicial Federal. Eso no existe ya, pues ahora “los puestos se asignan por concurso y salen ganadores los más preparados”.
Antes los mandos decidían en forma discrecional la asignación de las plazas a familiares, y prevalecía también la modalidad de nombramientos cruzados; es decir, familiares de un juez o magistrados recibían plazas en los tribunales ocupados por amigos, y éstos hacían lo mismo con su parentela, enviándolos a los primeros, para ocultar la práctica nefasta del nepotismo. El día de hoy, concluyó el ministro, “las relaciones familiares no sirven para ocupar una plaza en el Poder Judicial”.