
*Buscaba reeditar lo ocurrido en Ecuador, donde se unió y triunfó.
De la redacción
La ultraderecha latinoamericana, apoyada por Estados Unidos y los presidentes Jair Bolsonaro, de Brasil e Iván Duque, de Colombia, recibió un severo golpe en Chile, en su estrategia de expandirse por medios pacíficos y electorales, fracasó.
Su candidato José Antonio Kast fue derrotado claramente en la segunda vuelta por el izquierdista Gabriel Boric Font: 55.8 por 44.9 por ciento de la votación, en una de las mayores participaciones ciudadanas en las urnas en décadas.
La oligarquía chilena y sus pares de otros países de la subregión del continente confiaban en repetir su buen resultado obtenido en Ecuador en abril de 2021, donde Guillermo Lasso, un banquero ultraderechista, quien quedó en segundo lugar en la primera vuelta de febrero, ganó en la segunda.
Allá, en la segunda ronda (balotaje, le llaman) logró atraer los votos de la derecha, cuyos candidatos fueron derrotados. Así el banquero pudo derrotar a Andrés Arauz, un izquierdista discípulo del expresidente Rafael Calderas.
Ahora le urgía el triunfo, después de que la oligarquía peruana sufrió un descalabro en julio de ese año, cuando el maestro rural, de familia pobre, Pedro Castillo, derrotó a Keiko Fujimori, hija de Alberto Fujimori, el expresidente preso por corrupción.
Guillermo Jasso contó, al igual que Kast, en Chile, contó con el respaldo de Estados Unidos y los gobiernos afines a su geopolítica en el sur del continente, además del apoyo de Lenín Moreno, quien como representante de la izquierda lo había derrotado 4 años, pero al final se entregó a la derecha y traicionó la lucha de Rafael Correa, quien lo impulsó como candidato.
Boric Font sorprendió, no por su victoria, sino porque se esperaba una elección muy cerrada, con un resultado estrecho, tal vez con una ventaja del uno por ciento para el ganador, pero al final fue superior a 10 puntos porcentuales.
La ultraderecha latinoamericana se entusiasmó demasiado con su triunfo en Ecuador, y creyó que automáticamente Kast ganaría en Chile, un país que sufrió una de las dictaduras más sanguinarias de Sudamérica y es emblemático por haberse aplicado inicialmente las teorías económicas de la “Escuela de Chicago”; y después, el neoliberalismo y la privatización de las pensiones.
Pasó por alto una enorme diferencia: en Ecuador, Lasso recibió fondos de la embajada estadounidense, pero también lo obtuvo el dirigente indígena derechista Yaku Pérez. Y ambos quedaron casi empatados en la primera vuelta, por lo que Estados Unidos pudo fácilmente ordenarle a Pérez que apoyara a Lasso en la segunda.
Esa circunstancia estuvo ausente en Chile, donde los partidarios de los candidatos derrotados no quisieron respaldar al ultraderechista. De esta forma la oligarquía latinoamericana acumuló su segunda derrota en menos de seis meses. Fracasó en su intento de repetir en Chile lo de Ecuador.