EL DESCUIDO DE MORENA FACILITÓ INFILTRACIÓN
DE YUNQUISTAS EN ALCALDÍAS Y ÁREAS DE PRENSA
MAXIMILIANO CASTILLO R.
En un principio la versión pareció exagerada. Lúcidos cuadros mexiquenses de Morena advirtieron que la derecha y la ultraderecha “yunquista” habían infiltrado a su partido para destruirlo desde adentro en el Estado de México. Ahora esa hipótesis parece tener mucha base. Dos situaciones la hacen creíble.
Por un lado, muchos militantes de la izquierda estatal sostienen que el desastroso desempeño de los alcaldes morenistas provenientes del PAN no fue por incapacidad, ni por desconocimiento de las tareas institucionales, sino la aplicación de una bien diseñada y ejecutada estrategia para desprestigiar, sembrar los gérmenes para el rechazo electoral de Morena en el Estado y generar las condiciones para la conservación de la gubernatura por parte del PRI el próximo año.
Como complemento para arraigar la creencia de las infiltraciones, están las declaraciones de la exdiputada local queretana, Elsa Méndez y del ultraderechista Pedro Cobo, uno de los fundadores de “Sublevados”, grupo interno del PAN que apadrina el senador Julen Rementería, que abiertamente dieron a conocer que infiltrarán partidos y todo tipo de foros y medios informativos y obligarán al panismo a asumir posiciones de esa ideología extrema. Esos grupos cuentan con apoyo económico de la ultraderecha empresarial.
En esta línea se inscribiría el mal desempeño de los panistas que fueron alcaldes con el disfraz de morenistas, y que dejaron decepcionada a la población de sus municipios, pero no como ex panistas, sino como cuadros del Movimiento de Regeneración Nacional, el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador. Ese fue el papel asignado por la ultraderecha, y lo cumplieron muy bien.
Fue tan grande el descuido, o complicidad, de los mandos morenistas que impulsaron las candidaturas de cuadros de la derecha y ultraderecha mexiquenses que puede considerarse traición a Morena y a la cuarta transformación, porque las deliberadas desastrosas administraciones de Toluca, Naucalpan, Atizapán de Zaragoza, Metepec y Zinacantepec irritaron a la ciudadanía, y no contra los ex gobernantes municipales, sino contra Morena, y sería un milagro si dentro de tres años triunfa en esas demarcaciones.
Otra enorme falla de Morena en suelo mexiquense fue la dejar en manos de militantes del PRI y del PAN las áreas de prensa de sus alcaldes; es decir, les pagaron altos sueldos a quienes espiaban a los gobiernos municipales morenistas, porque sus lealtades estaban con sus partidos de origen y su ideología derechista y ultraderechista.
Fue tanto como si el presidente López Obrador hubiera puesto a Joaquín López Dóriga o a Ciro Gómez Leyva como titulares de la coordinación de comunicación social de la presidencia de la República.
Y todavía desde mandos morenistas mexiquenses impulsaban a Rodolfo Sánchez Gómez para la dirigencia estatal de su partido, en algo así como poner a Herodes a cuidar cuneros o a un zorro hambriento a proteger un corral de pollos.