*Lo estatizaron, lo reprivatizaron y vendieron con todo y deuda al IPAB.
GABRIEL L. VILLALTA
(Primera parte)
Más allá de la gran sacudida al mundo financiero mexicano dada por el anuncio de la venta de Citibanamex, la historia de esa institución crediticia, estatizada, reprivatizada, vendida a capital extranjero y nuevamente puesta en venta, es un ejemplo vivo de tráfico de influencias, evasión fiscal y daño al erario por el FOBAPROA e IPAB. En su momento, el gobierno federal le compró 2 mil millones de dólares de créditos incobrables.
En 2001 Citigroup adquirió a Banamex por 12 mil 500 millones de dólares, unos 117 mil 750 millones de pesos, al tipo de cambio de 9.34 pesos por dólar en ese año. Y, de acuerdo con el entonces diputado federal del PRD, Juan Guerra Ochoa, por esa operación los dueños de Banamex debieron pagar 35 mil millones de pesos en impuestos, pero pagaron cero pesos, cero centavos. Nada.
Las negociaciones de la operación se efectuaron en secreto, sin informarse -o sin registrarse- al gobierno de Vicente Fox Quesada, pero después cuando el secretario de Hacienda de éste, Francisco Gil Díaz, tuvo conocimiento del caso, le recomendó a la parte mexicana efectuar la operación de compra-venta en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), para no pagar impuestos. Es decir, el encargado de cobrar gravámenes aconsejó la maniobra para evadirlos.
De acuerdo con la información oficial de los dos consorcios, 50 por ciento de los 12 mil 500 millones de dólares se pagaron en efectivo y el resto, en acciones del propio Banamex.
En ese tiempo la venta de acciones en la BMV no cubría impuestos, pero sí el monto del pago en efectivo, en este caso por aproximadamente 59 mil millones de pesos; es decir, Banamex sí debió pagar contribuciones, no los 35 mil millones de pesos que planteó Guerra Ochoa, sino de 17 mil 500 millones, porque sólo el 50 por ciento de la operación era grabable.
Tampoco pagaron esta suma, porque el gobierno de Vicente Fox Quesada se las perdonó. El presidente Andrés Manuel López Obrador habla de una evasión de 12 mil millones de pesos y en su momento Guerra Ochoa habló de 35 mil millones de pesos, pero de acuerdo con un análisis de “El Espectador”, la suma rondaría los 17 mil 500 millones. Operó el tráfico de influencia.
Pero las fuertes sospechas de una alta corrupción abarcan toda la historia del banco desde que fue estatizado (indebidamente se habla de nacionalización, cuando no era extranjero en 1982) y en su reprivatización en 1991 a favor de ACCIVAL, de Roberto Hernández Ramírez y Alfredo Harp Helú.
No se pudo obtener información precisa sobre el monto pagado al gobierno por el banco que encabezaba Agustín Legorreta Chauvet, pero extraoficialmente se sabe que Carlos Salinas de Gortari casi se los regaló.
Sin embargo, la generosidad con los dueños de Banamex no acabó allí, pues todavía entre 1994 y 1995 el gobierno federal rescató al banco, comprándole su cartera vencida de préstamos incobrables, pero también incluyendo los otorgados a compañías propiedad de miembros de su consejo de administración, que no tenían problemas de insolvencia económica…(Continuará)