CHARLATANES MERCENARIOS Y CHARLATANES INGENUOS
ABUNDAN EN EL DIARISMO NACIONAL, SOSTIENE EXPERTO
MAXIMILIANO CASTILLO R.
Carlos Fazio, un experimentado y brillante periodista uruguayo, exiliado en México y después nacionalizado, expuso hace poco los mecanismos de dominación ideológica del capitalismo y sus instrumentos, como los medios informativos. Se refirió igualmente a la presencia de charlatanes mercenarios, quienes defienden sus intereses económicos, y charlatanes ingenuos.
Esta observación general del izquierdista, militante del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaro, un grupo de universitarios de su país que optó por la guerrilla urbana como método de lucha contra la dictadura, puede aplicarse rigurosamente a la situación del diarismo nacional.
La campaña de desinformación sobre las condiciones generales del país y de las actividades institucionales y sus resultados en la estrategia de la cuarta transformación responden a lo expuesto por Carlos Fazio. Los intereses afectados por la lucha contra la corrupción son minoritarios y carecen de base social.
Por ello su embate contra el gobierno del presidente López Obrador y su objetivo de la cuarta transformación se sustenta en el convencimiento de los muchos en el sentido de que sus intereses son los que están en peligro por el político tabasqueño, a fin de que se generalice esa creencia errónea.
Los charlatanes mercenarios son lo que, como lo sostiene el periodista, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y profesor del posgrado de derechos humanos en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), saben que lo son, pero difunden mentiras para defender o recuperar sus intereses económicos y privilegios perdidos.
Los charlatanes ingenuos, serían los periodistas que, sin una reflexión crítica, creen ciegamente cuanto dicen los charlatanes mercenarios, y replican las mentiras, confiados y seguros de estar dando a conocer verdades; es decir, no defienden intereses facciosos, ni actúan de mala fe, sino con ingenuidad y sin percibir las trampas que les ponen los periodistas charlatanes mercenarios y los medios que los apoyan, porque tanto charlatanes como medios están en la misma situación: son afectados por la lucha contra la corrupción, y coinciden en el propósito de recuperar lo perdido.
Los resultados de la combinación de las actividades de los periodistas charlatanes mercenarios con la de los periodistas charlatanes ingenuos y desinformados, no es una situación anecdótica, sino responde a una estrategia bien diseñada y ejecutada para convencer a los mexicanos con una realidad distorsionada y pervertida.
Atenta contra el derecho constitucional de la población a estar oportuna y debidamente informada, y no le permite tomar decisiones bien sustentadas, aunque en la práctica los medios informativos han perdido credibilidad y confianza de la mayoría de los mexicanos.
De acuerdo con los resultados de las encuestas que sobre el tema publican los propios grandes medios informativos, el 70 por ciento de la población se entera de los acontecimientos por los medios impresos y electrónicos, pero sólo 28 por ciento les cree. El porcentaje es reducido, comparado con el que no les cree, pero se tata de millones de personas víctimas de las campañas de desinformación.