*No juega como equipo, genera pocas oportunidades de gol y casi todas las falla.
De la redacción
La posposición de junio para noviembre de este año del campeonato mundial de futbol de Qatar puede beneficiar a la selección mexicana, porque tendrá más tiempo para mejorar su juego de conjunto y su la capacidad para generar oportunidades de gol y concretarlas, porque lo mostrado hasta ahora es poco para obtener éxito en un torneo de tan alta exigencia.
El último partido frente a Panamá fue sufrido, precisamente, porque no hay entendimiento en sus líneas y el técnico no ha sabido construir y consolidar un sistema de juego, a partir de las cualidades de los seleccionados.
El “Tato” Martino dirige bien al equipo en juegos amistosos, pero no en los oficiales, como los eliminatorios para el mundial que, sin el retraso debía jugarse dentro de 5 meses. Y como está jugando la sección, no es irresponsable, ni aventurado pronosticarle un nuevo fracaso en justa mundialista. Los seleccionados dejan la impresión de que “juegan a como Dios les da a entender”.
La selección tiene buenos jugadores, experimentados, con roce internacional, pero el problema es que varios de quienes están enrolados en las mejores ligas futbolísticas europeas no son titulares allá, un futbolista con pocos minutos en los partidos oficiales de sus clubes no está en condiciones de rendir en su sección.
Los cronistas y comentaristas deportivos critican la falta de contundencia de la selección nacional, pero eso, además de que no abundan los buenos delanteros, es producto del mal juego de conjunto, de la poca calidad de no pocos seleccionados y hasta de enjundia y ansias claras de jugar bien y ganar de los seleccionados.
Puede criticarse a los atacantes por no anotar; sobre todo, cuando fallan oportunidades claras de gol, pero esa falla en la delantera se nota más porque es poco abastecida de balones a modo, porque en la defensa, media y delantera los jugadores dan malos pases, lo cual no permiten a los atacantes llegar con ventajas ante los porteros rivales.
El problema mayor consiste en que hay seleccionados que no mejorarán de aquí a noviembre, cuando inicien los encuentros, porque no reúnen calidad, y eso no se resolverá antes de su participación en el mundial.
La falta de condición física es otro problema. Antes de finalizar los primeros tiempos la mayoría de los futbolistas seleccionados están muertos de cansados, y nadie se interesa en investigar el por qué los encargados del acondicionamiento físico no corrigen estos errores, que arrastran desde sus equipos, prueba de su poco profesionalismo, y que incorporan a la selección.
Otras graves fallas, de orden técnico, táctico y estratégico del representativo del futbol mexicano se expresa en las jugadas mal pensadas y en las bien pensadas, pero mal ejecutadas, sin sentido común, porque cuando deben jugar en corto optan por hacer en largo; cuando deben pasar suavemente el balón al compañero tiran pedradas; y cuando deben tirarlo con velocidad, lo hacen débilmente y la pelota es interceptada por los rivales.
Y no se diga cuando tiran a gol y el disparo pasa varios metros a un lado o muy por arriba del larguero. O cuando la conveniencia indica cederle en el área rival al compañero mejor ubicado para anotar, tirar al marco sin posibilidades de hacer el gol o a la inversa. Entregar el balón a quién tiene la marca encima. Sin corregir estas fallas en el menor tiempo posible, la selección hará mal papel en Qatar