De la Redacción
Se desinflaron dos hechos que habían sido utilizados por los adversarios del presidente López Obrador para atacarlo con todo en los grandes medios informativos.
Por un lado, se aclaró que la casas que ocupó José Ramón López Beltrán en Houston, Texas, no es de la empresa Baker Hughes, ni se la prestó esta empresa contratista de Pemex.
El inmueble es de un ex directivo de la compañía, y López Beltrán la rentó a través de otra empresa dedicada a buscar inquilinos para sus clientes. Se acreditó lo de la renta con el contrato y los pagos de las mensualidades. El ex directivo tampoco se encargaba de contratos con Petróleos Mexicanos, sino que atendía asuntos en Canadá.
La otra noticia falseada fue la de las observaciones por miles de millones de pesos a la cuenta pública del 2020, que hizo la Auditoría Superior de la Federación (ASF). Casi todos los medios informativos de cobertura nacional presentaron la noticia como si se tratara de actos de corrupción.
El pretexto para los ataques al presidente se desvaneció cuando la propia ASF aclaró que las observaciones se solventaron y las pendientes de solventar representan un monto reducido.
En este caso las andanadas cesaron, pero en el primero siguen todavía algunos opositores diciendo que hubo conflicto de interés entre Baker Hughes y Petróleos Mexicano, pero ya no tienen el impacto de los primeros días.
