*El ex presidente hondureño formó parte del grupo golpista que derrocó a Zelaya.
De la redacción
Como es tradición de Estados Unidos, ahora juzgará por narcotraficante a Juan Orlando Hernández Alvarado, ex presidente de Honduras, quien fue su peón en Centroamérica en contra de la izquierda en la región.
En 2018 el hermano del ex mandatario, Juan Antonio Hernández, fue aprehendido en territorio estadounidense, por los mismos cargos que pesan sobre Juan Orlando, y condenado a cadena perpetua.
Ese antecedente hace previsible que el mismo destino tendrá el detenido, quien dejó el cargo en enero de este año en manos de la izquierdista Xiomara Castro. Ahora se encuentra detenido en instalaciones de la Policía Nacional, en Tegucigalpa, la capital del país centroamericano.
No sorprende que Estados Unidos acuse a su antiguo peón. Así ocurre siempre, porque a quienes utiliza los desecha cuando ya no le sirven. En este caso las sospechas de vínculos con la delincuencia organizada se tenían desde el primer período presidencial del ahora detenido. Los fraudes que le permitieron ganar dos elecciones presidenciales y la alta corrupción del gobierno de Hernández Alvarado no preocuparon a las autoridades estadounidenses.
No obstante, el gobierno de Estados Unidos le permitió todo, porque era útil en su política de contención del crecimiento de la izquierda en Centroamérica, pero aun con el respaldo de los norteamericanos, su candidato fue derrotado por Castro, y desde fuera del poder y sin influencia en el gobierno, dejó de ser funcional a los intereses geopolíticos de quienes lo mandaban.
LA RECUPERACIÓN DE LA DEMOCRACIA
El grupo y corriente ideológica de ultraderecha de Hernández fueron determinante en el golpe de Estado que derrocó a Manuel Zelaya (esposo de Xiomara Castro) en 2009. Y contó con el apoyo de Estados Unidos.
La organización de una consulta popular para conocer si la población estaba de acuerdo con modificar la Constitución para establecer la reelección presidencial fue el pretexto para derrocar a Zelaya, pero en realidad fue alejado del cargo por su acercamiento con gobiernos progresistas. Ni las formas respetaron los golpistas: primero lo derrocaron, luego lo sacaron ilegalmente del país y después lo desconoció el Congreso.
La consulta fue declarada ilegal, pero no se efectuó porque la madrugada del día de la jornada votación su casa fue allanada por militares, aprehendido y expulsado a Costa Rica, en forma ilegal por la ultraderecha, de la cual forma parte Juan Orlando Hernández Alvarado, ahora solicitado en extradición por sus antiguos protectores, para ser juzgado por las autoridades y leyes estadounidenses.