*Extraño que el programa “Sembrando Vida” no se aplique en zona del Cutzamala.
De la redacción
Entre el 5 y 7 de febrero pasados se evidenció con crudeza el grave problema de la vulnerabilidad por escasez de agua potable de más de 22 millones de habitantes de la Ciudad de México y 11 municipios mexiquenses, incluido Toluca.
Fue una especie de recordatorio de lo que dentro de pocos años más será una situación permanente, si no hay acciones interinstitucionales oportunas y de la magnitud del fenómeno, expresado esos días, según un análisis de “El Espectador”. Esa crecida población sufrió los efectos del problema, pero el debate sobre lo ocurrido no llegó al fondo: fue sólo superficial.
La situación se originó con la reparación de una falla en el Sistema Cutzamala. Ésta se corrigió y, al menos en apariencia, para la población el caso ya quedó superado; sin embargo, no es así porque los desperfectos periódicos y su corrección no constituyen el fondo del problema de abasto de agua para esos 22 millones de personas. El asunto de fondo es más grave y complejo, pero sus causas no son entendidas ni atendidas por las autoridades, de acuerdo con un análisis de “El Espectador”.
El verdadero problema lo representa -como desde hace más de 35 años lo ha denunciado el ambientalista Roberto Gómez Navarrete- la despiadada tala clandestina y tolerada en esa región y en todas las áreas boscosas mexiquenses.
La ruptura de la tubería de conducción o una falla en el sistema eléctrico del Sistema Cutzamala afectan la operación de envío de agua a las alcaldías de la Ciudad de México y de 10 municipios de la zona, además de Toluca, pero eso tiene solución en pocos días, lo cual no ocurre con la deforestación de la región en la cual se capta el agua, y que llevará en pocos años a la disminución de lluvias, disminución de los caudales de ríos, arroyos y manantiales que alimentan a las presas del Sistema Cutzamala, de donde se envía el vital líquido a la zona metropolitana más poblada del mundo; es decir, a una crisis hídrica en la ciudad más grande del país y una de las más pobladas del planeta.
Gómez Navarrete, fundador y líder histórico del Movimiento Ecologista del Estado de México (MEEM), una organización ambientalista genuina, previó desde hace 40 años los problemas que ahora se padecen por la insuficiencia de agua potable superficial y subterránea, producto del descuido de los bosques mexiquenses, sujetos a una brutal explotación, ante la indiferencia, complicidad y aun protección de las autoridades federales, estatales y municipales. Sin bosques no habrá agua, sostuvo.
NO APLICAN EN EL EDOMéx EL “SEMBRANDO VIDA”
En forma inexplicable, el gobierno estatal no ha solicitado al federal se aplique en la entidad el programa “Sembrando vida”, con prioridad en la región del Cutzamala, cuando la disminución del agua en las presas perjudica a millones de familias capitalinas y mexiquenses.
El problema podría considerarse de ‘seguridad nacional’, pues nada más es de imaginar lo que ocurriría si se secaran las fuentes superficiales de agua que alimentan al Sistema Cutzamala. Por eso mismo no se explica que el Estado de México no figure en el citado programa del gobierno federal, cuando debería ser incluido con categoría de prioritario.