*El estado español no tiene injerencia en la política de precios.
De la Redacción
En medio de protestas sociales y la inconformidad de amplios sectores de la sociedad, la economía española se degrada cada vez más a raíz de los altos precios de la electricidad y los hidrocarburos. Los motivos de la espiral inflacionaria son diversos, y se agravaron en medio de la crisis derivada de la pandemia de covid.
Tan solo desde el año pasado, cuando inició una escalada nunca antes vista, los precios de la electricidad se han disparado, alcanzando un 500 por ciento sobre los registrados a finales del 2020, llevando del precio del megavatio hora (MWh) en hasta 700 euros en el mercado mayorista.
A su vez, el precio de los hidrocarburos afecta sobre todo en el aumento del costo de las gasolinas, el cual supera ya los dos euros por litro, es decir, casi 45 pesos mexicanos, y más del doble que hace un año.
Por si fuera poco, la inflación acumulada en los últimos ocho meses supera el 7.5 por ciento. Y todo ello ha llevado a diversos sectores, e incluso a la autoridades, a proponer se instaure algún tipo de control de precios, situación complicada pues el mercado energético español se encuentra en su totalidad en manos de empresas particulares.