*Figuras del deporte como el portugués Ronaldo, son ejemplo de lo fuerte que puede impactar en un organismo la enfermedad.
De la redacción
Lo ocurrido a dos deportistas profesionales de alto rendimiento ilustra de forma cruda las consecuencias del Covid-19 en el organismo humano. Cristiano Ronaldo, el futbolista portugués, considerado hasta hace poco por muchos aficionados el mejor jugador del mundo, sufrió el contagio y, a pesar de su profesionalismo y extraordinaria condición física, después de padecer la enfermedad no volvió a ser el mismo. Bajó su nivel de juego y su rendimiento y aportación a sus equipos dejó mucho que desear.
En octubre del 2020 se enfermó del coronavirus, y al recuperar su salud y volver a las canchas, dejó de ser el astro que era en la Juventus, gran equipo al cual llevó a ganar varias veces el título del torneo italiano, inclusive a coronarse varias fechas antes de finalizar la competencia. Después de su contagio, el club perdió su hegemonía y fue desplazado.
Aun así, sus 5 premios “Balón de Oro”, animaron a los dueños del equipo inglés Manchester United, equipo donde militó hasta 2008, antes de convertirse en la triunfadora estrella del Real Madrid a contratarlo. Su mermado organismo por la pandemia le impidió la recuperación del club en el futbol de Inglaterra. Perdió rapidez, potencia, resistencia y capacidad goleadora, por los estragos del Covid-19.
Algo parecido ocurrió con el campeón mundial superpluma del Consejo Mundial de Boxeo (MB), el mexicano Miguel “el alacrán” Berchelt. Fue víctima de la pandemia, lo que motivó un largo receso. Cuando sanó y reapareció, lo hizo en condiciones desventajosas. Se mostró débil, sin poder de puños, ni rapidez, ni certero en su boxeo y sin resistencia, todo lo contrario de lo que había sido hasta antes de contagiarse. Expuso su título y fue destrozado por su connacional, Óscar Valdez, en febrero del año pasado. Después de reposar varios meses volvió al gimnasio y reapareció en peso ligero el 26 del pasado mes, en Las Vegas, frente al desconocido, pero muy fuerte namibio Jeremiah Nakathila.
No fue ni sombra de lo que era antes de sufrir el coronavirus y fue impotente. Sus golpes no dañaban al rival y, en cabio, los de éste evidenciaron lo frágil que lo dejó el contagio. Sus casos deben ser una lección y motivación para todos, a fin de mantener el cuidado y evitar el contagio, pues si eso ocasiona en deportistas excepcional, ya es de imaginar lo que causa en las personas normales.