*Este horario de verano es el que más afecta a las personas en muchos sentidos.
De la redacción
Después de 26 años de haber sido impuestos, se abrió la posibilidad de ponerle fin a los cambios de horario, que desde 1996 se efectúan en abril y octubre, generando problemas diversos a los mexicanos.
El propio presidente Andrés Manuel López Obrador informó que se estudiara el caso para tomar una decisión, y coincidió con la casi totalidad de la población respecto a que por ningún lado se le ve el beneficio al adelantar los relojes en abril y regresarlos el último domingo de octubre.
El cambio de horario en el 1996 fue una verdadera imposición del entonces presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, pues nadie pedía se modificara el uso horario, y generó molestias que continuaron con Vicente Fox, Felipe Calderón y en menor medida, con Enrique Peña Nieto.
De todos modos, la población ha debido acatar el cambio, porque es oficial y si no lo respeta y cumple tendría graves problemas en el ingreso al trabajo, a los centros escolares, citas con las instituciones, horarios de los servicios de transportes y citas personales.
El tema, a más de un cuarto de siglo de iniciado, no arroja los resultados maravillosos que la propaganda del gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León ofreció en su momento.
Los ahorros en los recibos de luz, que expuso ese gobierno, no se ven, como tampoco los beneficios derivados del supuesto aprovechamiento del mayor tiempo de luz solar.
Este horario, “de verano”, es el que más afecta a la población, especialmente a la de 35 años o más, porque toda su vida, previo a la primavera de 1996, vivió con un único horario.