EL AUSENTE DEBATE DE LOS
GRANDES PROBLEMAS DEL EDO.
BAJO PORCENTAJE DE MEXIQUENSES NO POBRES
Desde su aparición en enero de 2005 “El Espectador” alertó de la pérdida de dinamismo de la economía estatal y del desplome de su economía, situación que se agravó durante el sexenio de Eruviel Ávila Villegas y continúa con esa tendencia en cuanto va del de Alfredo del Mazo Maza, a quien adicionalmente le tocó el problema de la pandemia de Covid-19 y sus consecuencias económicas.
La realidad puso fin a la errónea creencia generalizada en la entidad y el país de que el Estado de México es muy rico. Los índices de desarrollo y el ritmo de crecimiento del producto interno bruto estatal (PIB) indican todo lo contrario: aquí se concentra el mayor número de pobres de entre todos los estados del país.
En contrapartida, el porcentaje de personas clasificadas por el INEGI como no pobres es inferior al de 17 entidades federativas. Esta combinación de los dos índices, que refleja un descomunal problema económico y social no es percibida o es deliberadamente soslayada tanto por las autoridades, como por los partidos de oposición y los medios informativos, y ya no se diga por el grueso, casi totalidad, de la población.
La situación empeoró en los datos oficiales desde el 2005, cuando este medio informativo comenzó a exponer y darle seguimiento al fenómeno, pero más en la situación económica familiar: de los más de 17 millones de habitantes del Estado, sólo 4 millones 300 mil no son pobres.
En cambio, 12 millones 200 mil se debaten en la pobreza y, peor aún, de esa cifra, 7 millones 860 mil viven en pobreza extrema y el resto, en pobreza moderada. Sólo 4 entidades federativas tienen poblaciones totales mayores que la mexiquense en pobreza extrema. Así de grave es la situación económica de las familias del Estado.
Frente a este panorama desolador para tantas familias de la entidad ni autoridades, ni formaciones políticas, ni agrupaciones profesionales, ni los medios informativos muestran interés en al menos debatirlo a profundidad, con sentido autocrítico, para encontrar las causas de la situación. No se discute nada al respecto, como si todo estuviera bien y los niveles de bienestar de la población fueran como los de Suiza.
Es lugar común decir que la primera precondición para resolver el problema es conocerlo y reconocerlo como tal, pero no por ser frase hecha deja de expresar la realidad, y desde esta perspectiva, desconocer la verdadera dimensión del fenómeno de la pobreza y pobreza extrema que afecta al 74.7 por ciento de la población estatal agrega complejidad a la situación.
Si desde hace 20 años se hubiera discutido la situación tal vez las cosas se habrían ya solucionado, y el problema de la pobreza estatal no tendría su actual dimensión, porque se hubiese atendido al menos en sus ángulos más perniciosos. No se hizo, ni se hace. Se actúa como si no existiera. La ignorancia, desinterés e indiferencia llega a tanto que ni los partidos de oposición exponen en las campañas electorales la gravedad y magnitud de la pobreza de los mexiquenses, en un estado considerado el más corrupto del país (sus autoridades, no la población).