Augusto L. Robles
Hay una costosa y coordinada campaña mediática para reivindicar a los diputados de oposición que votaron a favor del saqueo al erario que llevan a cabo las empresas nacionales y extranjeras generadoras de energía eléctrica. Estos esfuerzos tienen como base el argumento de que se les acusa de traidores a la patria porque sencillamente piensan distinto al presidente Andrés Manuel López Obrador y al Movimiento de Regeneración (MORENA) y a la cuarta transformación.
Otra justificación es que no pueden ser reconvenidos por sus expresiones como representantes populares, como se lo garantiza la Constitución, por lo que desde el Poder Ejecutivo Federal y del partido en el poder se hace una campaña de odio.
Lo cierto es que difícilmente podrán convencer a la mayoría de los mexicanos de que votar contra los intereses nacional y en favor de extranjeros saqueadores del erario y del bolsillo de los usuarios del servicio de energía eléctrica no es un acto antipatriótico. Ninguna campaña logrará la restauración de su imagen de representantes populares.
El otro argumento de que ejercieron su libertad de expresión tampoco resiste un análisis serios, pues no los acusaron de traidores a la patria por hablar en la tribuna, ni por criticar al presidente López Obrador, sino por el sentido de su voto, que nada tiene que ver con su garantía constitucional de no ser reconvenidos por sus opiniones. Votar no es lo mismo que hablar.
