*El aparato ‘democrático’ mexicano es de los más caros del mundo.
De la Redacción
De acuerdo con un estudio difundido el sábado pasado, entre los años 2000 y 2018 el gasto público federal destinados a los partidos políticos, INE, TEPJF y la FEPADE alcanzó los 320 mil millones de pesos, y de ellos 200 mil fueron para el INE y el resto, para las organizaciones políticas y para las autoridades jurisdiccionales en materia electoral y de delitos electorales.
No se exagera cuando se sostiene que la democracia mexicana es, proporcionalmente a la población, la más cara del mundo. El INE y los partidos políticos tienen burocracias depredadoras de presupuesto, aun cuando no se trate de años electorales, por lo cual -se adelanta- se opondrán a que se reduzca el gasto en la materia, como lo propone la reforma electoral en estudio en el Poder Legislativo Federal.
Ese monto estratosférico se duplica cuando menos si a él se suman los recursos que destinan los gobiernos de las 32 entidades federativas a sus sistemas electorales; es decir, si se cuentan a los organismos electorales administrativos y jurisdiccionales federales y estatales de los estados desde los sexenios de Vicente Fox Quesada al de Enrique Peña Nieto, las elecciones federales y locales le han costado al país, mejor dicho a los mexicanos, 640 mil millones de pesos.