*Tuvo mucha influencia en “El Vaticano” durante el papado de Juan Pablo II.
De la redacción
El cardenal emérito Javier Lozano Barragán fue de esos grandes personajes que llegan a ser más conocido en lugares distintos a los que nacen. El cardenal emérito, fallecido el 20 del pasado mes era más conocido en Zacatecas que en Toluca, su ciudad natal.
También dispuso de mucha influencia en la curia romana, durante el papado de Juan Pablo Segundo, quien lo nombró presidente del Consejo Pontificio para los Agentes Sanitarios, una especie de secretario de Salud del Vaticano.
El jerarca religioso dejó de existir en Roma, Italia, donde vivía. Tenía 89 años y fue ordenado sacerdote en 1955 y obispo, en 1979, asignado a la Arquidiócesis de la Ciudad de México.
Fue en Zacatecas donde ejerció más tiempo su misión episcopal. Duró 12 años, de 1985 a 1997, estuvo al frente de la Diócesis zacatecana. El papa Juan Pablo Segundo lo designó consejero de la Comisión Pontificia para América Latina. Fue nombrado arzobispo en 1997.
En ese estado era muy conocido, pero en la capital mexiquense, donde nació el 26 de enero de 1933 no lo era. Pocas personas fuera de las que participan en las actividades de la Diócesis, lo ubicaban como toluqueño.
SUS POSICIONES CONTROVERSIALES
El cardenal Lozano Barragán generó polémicas, inclusive en Italia, por sus posiciones frente a temas urticantes, como el homosexualismo, el transexualismo, la muerte asistida.
Dio lugar a un gran debate cuando sostuvo que los homosexuales y los transexuales tenían vetada la entrada al cielo y que estaban condenados al averno, algo que en Europa fue considerada una posición excesivamente conservadora dentro de la Iglesia Católica.
De la misma forma fue controversial su postura frente a la muerte de una mujer italiana, que llevaba 17 años en estado vegetativo, después de sufrir un accidente. Sus familiares optaron por desconectarla del sistema que la alimentaba.
El ex obispo de Zacatecas opinó que se trató de un “abominable asesinato”, lo cual lo ubicó otra vez en el centro de la polémica, como cuando también sostuvo que en el ADN de las personas puede encontrarse “la Santísima Trinidad”.
Al cardenal emérito, una especie de religioso en retiro o no activo (que no tienen voto cuando el Colegio Cardenalicio elige papa), no se le conoce trabajo evangelizador en el territorio mexiquense, y eso podría explicar el que no se le conociera mucho en su ciudad natal.