GRAVES PROBLEMAS ESTATALES
Y LA OBLIGACIÓN DE PARTIDOS
NO PUEDEN POSTULAR A QUIEN NO SEA IDÓNEO PARA
LA GUBERNATURA: OTRO MAL SEXENIO SERÍA FATAL
Es justificado el enorme interés de la clase política nacional por la elección mexiquense del próximo año. Ya se ha comentado aquí en varias ocasiones la importancia de orden estratégico que tiene el Estado de México para los grandes intereses económicos y políticos nacionales y extranjeros, comenzando por las formaciones partidistas, en el poder y en la oposición.
Esta entidad federativa tiene, y por mucho, la mayor población y lista nominal de la República, por lo cual gobernarla equivale a tener en sus manos a la población y padrón electoral conjuntos de Quintana Roo, Oaxaca, Hidalgo, Tamaulipas, Durango y Aguascalientes, donde este año se elegirán gobernantes, y en ninguno el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) está en el poder; es decir, va como opositor.
La conjugación de estas condiciones explica que en los medios informativos de circulación nacional se comente desde ahora la contienda por la titularidad del Poder Ejecutivo de la entidad mexiquense. No obstante, el enfoque de periodistas con espacio de opinión sigue respondiendo a los viejos patrones, los cuales privilegian el chisme político, la crítica o elogio mercenarios.
Como desde hace décadas, los llamados líderes de opinión privilegian los nombres de los y las aspirantes y suspirantes, pero disociados de los problemas que agobian a la población estatal, en una grave falla del análisis o el no análisis, porque quien gane la gubernatura encontrará un Estado de México sumido en el estancamiento y en muchos aspectos, en claro retroceso.
Un experimentado analista político planteaba a “El Espectador” la conveniencia para los intereses estatales que las organizaciones políticas se pusieran de acuerdo y postularan un solo candidato o candidata, pero que fuera la mejor o el mejor aspirante, sin importar a qué partido perteneciera y que acordaran un solo programa de trabajo y se comprometiera cada uno a poner su máximo esfuerzo para resolver los numerosos, grandes y graves problemas estatales.
Desde su óptica, ningún partido, ni coalición de partidos estatales estaría en condiciones de resolver los problema del estancamiento y hasta retroceso económico, la inseguridad pública, la violencia, falta de justicia, que provoca impunidad, la pobreza y desigualdad en la distribución del ingreso y el déficit de eficacia, transparencia y rendición de cuentas de las instituciones.
Nadie de la comunidad estatal puede estar en desacuerdo con esa propuesta, pero es inviable, porque a las formaciones partidistas no las distingue su generosidad y genuino interés en servir al pueblo, y sí, el privilegio a sus intereses, de sus grupo y los beneficios, muchas veces ilegítimos, cuando no, ilícitos, para los mismos. De otra forma el Estado y el país no tendrían los problemas que enfrentan.
Lo que es válido es que la ciudadanía exija a los partidos postular a su cuadro más calificado e incluso en las campañas se le presentara a los votantes el equipo de trabajo con el que piensan resolver los problemas, para que los ciudadanos sepan de antemano qué candidata o candidato reúne más idoneidad para solucionar los problemas estatales, a partir de la realidad de que el Estado de México tuvo el peor sexenio con Eruviel Ávila Villegas, pero el de Alfredo del Mazo Maza podría no ser mejor, y de que otro mal gobernante sería desastroso para la entidad.