1-No es ético, pero ocurre cada vez que se difunden las estadísticas de los delitos y específicamente de los homicidios. Se contabilizan los casos y se cargan al sexenio del presidente López Obrador. En este espacio siempre hemos considerado erróneo y de mala fe no contabilizarlos a los sexenios de los gobernadores esas muertes violentas intencionales, porque los homicidios, en más del 90 por ciento, son del fuero común, y prevenirlos y cuando se registran, castigarlos, corresponde a las secretarías de seguridad y fiscalías de los estados, no de las federales.
2-No es nuevo este comportamiento, pero ahora es más acentuada la distorsión en el manejo de la información, porque se tata de debilitar al gobierno de la República, lo cual no es percibido por un alto porcentaje de la opinión pública. Los grandes medios y sus periodistas famosos desinforman deliberadamente y fallan a su obligación de informar y analizar con ética, en tanto los gobiernos estatales ni siquiera se interesan por atender la problemática, ni mucho menos solucionarla o evitar siquiera la impunidad.