De la Redacción
Entre los cuadros del priísmo estatal siguen sin explicarse los cambios en el Comité Directivo Estatal (CDE), no en cuanto a sus objetivos que son claros: una especie de purga de gente allegada una confesa aspirante a la candidatura para gobernadora, sino más bien por el perfil político de quienes llegaron.
En la nueva directiva, hay al menos dos cuadros que perdieron elecciones en las cuales fueron candidatos, lo cual no es malo ni la primera vez que ocurre, el partido siempre ha arropado a ciertos personajes cuando fracasan en las urnas; sin embargo, en las condiciones actuales de la lucha por la gubernatura el próximo año, se esperaría que el priísmo local apostara por personajes con experiencia exitosa, sobre todo reciente.
En cambio, a trayectoria reciente de dichos personajes preocupa a la militancia, pues si no fueron capaces de realizar campañas exitosas para ellos mismos, menos tendrán el interés o capacidad para trabajar duro y hacerle una campaña triunfadora a otro candidato del PRI el próximo año, cuando se dispute la gubernantura.
Se sorprenden también de los cambios de personajes con trayectoria y experiencia comprobada, entre ellos mencionan a Marco Antonio Garza, quien tenía a su cargo la difusión de las actividades del PRI estatal, y se trata de un veterano de la comunicación, capaz, con buenas relaciones con los periodistas locales, y gente cercana al expresidente Enrique Peña Nieto, que se sabe fue quien decidió la candidatura de Del Mazo y se aseguró de su triunfo.
Lo relevó un funcionario menor de la Coordinación de Comunicación Social del gobernador Alfredo del Mazo, probable indicio de que la estrategia de comunicación del partido se dictará desde el GEM, cuyo gasto en medios no ha podido construirle una buena imagen ni al propio mandatario a casi cinco años de iniciada su gestión (ya no lo hará, parece nunca haber sido la intención). En este caso, además, extraña la pérdida de posiciones del exmandatario en su tierra, un gesto que parecería hostil e innecesario.
