De la Redacción
El dirigente nacional del PRI, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, cuestionado severamente por ordenar a sus subordinados de extorsionar a proveedores para destinar fondos a la campaña electoral por la gubernatura de su sobrino Christian Mishel Castro Bello, también lo es por su lenguaje prosaico, el cual lo pinta como un político grosero, lépero, sin educación.
No obstante sus modales, también ha sido víctima de estafas, porque le pagó al menos 4.5 millones de dólares al español Antonio Solá para hacerle campañas sucias a la morenista Layda Sansores. El ibérico es especialista en propaganda política negra y sigue explotando los resultados de su participación en la guerra de desprestigio contra Andrés Manuel López Obrador cuando fue candidato presidencial en 2006 y perdió frente a Felipe Calderón.
Moreno Cárdenas lo contrató para hacer ganar a su sobrino en Campeche, estado del cual era gobernador con licencia y dirigente nacional del tricolor. Sin embargo, Castro Bello quedó en tercer lugar. No sólo fue derrotado por Layda Sansores, sino también por el abanderado de Movimiento Ciudadano, lo que representó una humillación política para el entonces mandatario con licencia, porque evidenció que no tenía liderazgo ni en su estado.
Lo estafó Solá, porque su candidato fue derrotado, a pesar de que lo apoyaron el PAN y el PRD y le quitó cerca de 100 millones de pesos, aunque se ignora si salieron de las finanzas del PRI, de las del gobierno estatal de Campeche o de los proveedores, a quienes con palabras soeces ordenó a sus subordinados fueran extorsionados. La entrega de dinero que resultó inútil también lo presentó como un político aldeano.
