
*Los reacomodos no son casuales, sino parte de la estrategia de mandos priistas.
De la redacción
Los mandos reales del PRI mexiquense no están dispuestos a perder el Estado de México, y menos dejarlo en manos de la oposición de izquierda. Para ello necesita la unidad y contar con los votos del PAN y, aun cuando sea pocos, con los del PRD.
No será fácil lograr la disciplina absoluta de sus grupos y altos cuadros internos interesados en la candidatura para relevar al gobernador Alfredo del Mazo Maza en el cargo porque -a diferencia de hace a seis años- ahora no tienen a un correligionario en la presidencia de la República como para darles “línea”. Eso explica las expresiones anticipadas de aspirantes.
De acuerdo con un seguimiento de “El Espectador” al comportamiento de quienes buscan desde ahora la postulación, no todos ni todas están dispuestas a esperar pasivamente la decisión final de la lucha interna, pero entre los grupos de poder tampoco permitirán que alguien gane la delantera en la disputa interna por la nominación.
Estas circunstancias serían la explicación a la verdadera “purga” ocurrida en el Comité Directivo Estatal (CDE) del PRI, después de que su ex dirigente y ahora integrante del gabinete estatal, Alejandra del Moral Vela, anunciara su intención de buscar la postulación y ganar la gubernatura.
No sólo hubo reacomodo en la dirigencia estatal del tricolor, sino aun cuando casi pasó desapercibido, se removió a las dirigencias partidistas municipales integradas por la política de Cuautitlán Izcalli, quien de esta forma quedó temporalmente damnificada como aspirante.
EL “FUEGO AMIGO”
De acuerdo con una interpretación de un poderoso priista, compartida a “El Espectador”, Del Moral Vela experimentó en carne propia los efectos del “fuego amigo”, por no comprender que su retiro de la presidencia del CDE fue para evitar la repetición de lo ocurrido en 1999 con Arturo Montiel Rojas.
El ahora exgobernador era dirigente estatal del PRI, al cual reestructuró desde los comités seccionales y municipales, con cuadros identificados con él y sus aspiraciones, como se comprobó cuando en la consulta interna venció a todos sus oponentes, incluyendo a un político entonces poderosos por sus vínculos con el presidente Ernesto Zedillo: el texcocano Humberto Lira Mora.
Otra manifestación de “fuego amigo” corrió por cuenta del diputado federal e integrante de la dirigencia nacional de su partido, Ricardo Aguilar Castillo, quien al confesar sus aspiraciones de ser candidato a gobernador, señaló que él sabe ganar elecciones, algo interpretado como un dardo hacía un poderoso competidor interno por la nominación, quien carga con una derrota en las urnas.
Sin un liderazgo indiscutido, como lo tuvo en Enrique Peña Nieto cuando fue gobernador y presidente de la República, y sin la fortaleza de cuando era opositor a Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa, resulta difícil saber qué grupo se impondrá ahora en la contienda doméstica por la candidatura, o si conservará la posición. Tampoco la hay sobre si lo ocurrido a del Moral evitará que aumente el “fuego amigo”.