*Esos fondos perdidos, en 30 años se hubieran convertido en 600 mil MDP
GABRIEL L. VILLALTA
La política laboral antiobrera del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, expresada en la privatización del sistema pensionario de los asalariados, especialmente de la iniciativa privada, sigue ocasionando estragos en los ahorros de los trabajadores.
En 1997 puso fin al anterior sistema de pensiones conocido como solidario, de ahorro común, y lo sustituyó por uno de cuentas individuales, manejado por las administradoras de fondos para el retiro (Afores).
Los descuentos a los salarios de los trabajadores y las aportaciones de los patrones se depositan en cuentas individuales, y las administradoras cobran comisiones por el manejo de esos recursos, aunque pierdan, como ocurrió recién y ha ocurrido antes.
La Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (CONSAR) informó que de enero a abril de este año el monto global de los depósitos de los asalariados se redujo en 253 mil millones de pesos.
La información se presenta como si fuera algo menor, pero el impacto al ahorro y al monto final que representarían esos 253 mil millones de pesos es enorme y reducirá lo que cada trabajador debió ahorrar.
Los medios informativos tampoco reflexionan sobre la impunidad de la cual gozan las Afores, pues no asumen responsabilidad alguna por la pérdida de ese monto de dinero propiedad de los trabajadores.
Proceden como si el problema fuera insignificante y no tuviera consecuencias perniciosas para la clase trabajadora cuando cada uno de sus miembros llegue a la edad y cumpla con las cotizaciones para jubilarse y recibir una pensión.
Esa pérdida, aunque le denominen “minusvalía”, dentro de 20, 25 o 30 años se traducirá en un grave deterioro en las condiciones de bienestar de las familias asalariadas, que deben recibir los beneficios de sus ahorros en las Afores, tanto de sus depósitos como de los intereses que ganarían, lo cual a nadie no preocupa.
Por malas inversiones perdieron 253 mil millones de pesos, y se comportan como si nada hubiera pasado, como si no hubieran sido responsables de esa merma en los ahorros de los trabajadores, y siguen cobrando intereses sobre los saldos de las cuentas individuales, incluso de aquellas sin movimientos por desempleo o por haberse pasado a la economía informal sus titulares.
Los 253 mil millones de pesos perdidos, con su interés compuesto en 30 años (intereses sobre intereses) se habrían convertido en al menos 600 mil millones de pesos para los ahorradores.