*El América divide opiniones: unos, lo quieren campeón; otros, eliminado.
De la redacción
El próximo viernes comienza el Torneo Apertura, con el Toluca contra el Necaxa, en la cancha de éste. No obstante, el equipo que más pronósticos buenos y malos genera es el América de Emilio Azcárraga Jean; es decir, de Televisa.
Puede explicarse el fenómeno por su cara plantilla de jugadores, pero nuevamente los favoritos para ganar el título son quienes más invierten en futbolistas nacionales y extranjeros: el citado América, el Cruz Azul, Tigres y Rayados de Monterrey. Con menos convencidos de que pueden ganar la corona están Pachuca y Cruz Azul.
Los aficionados no escarmientan, pues desde hace varios torneos, salvo el caso del Cruz Azul de hace tres torneos, los otros grandes favoritos fracasan, y en estricto rigor, no tienen los buenos resultados que su condición de “grandes” los obligaría a tener.
Ni siquiera juegan bien los torneos, y sus estrellas al final de cuentas no justifican los altos sueldos, ni la fama de que venían precedidos cuando llegaron a esos clubes, porque sus conjuntos no ganan el torneo y tampoco ofrecen juegos brillantes y eficaces.
Como en otras ocasiones, es el América quien polariza los augurios, pues ningún otro club tiene tantos seguidores que desean su coronación, pero tampoco hay otro equipo con tantos aficionados que quieren que el equipo de Televisa fracase otra vez.
A su principal rival, “Chivas”, lo siguen millones de aficionados, aun cuando ande muy mal, lo que ha sido frecuente en los últimos años, pero no concentra tantos deseos de que le vaya mal, como sí, ocurre con el club de Emilio Azcárraga Jean.
Muchos cronistas sostienen que ese rechazo al América se lo generan los malos arbitrajes, que dejan la impresión en quienes no quieren al conjunto que los errores arbitrales son deliberados, inclusive con el VAR, porque buscan agradar a sus dueños.
Otros expertos atribuyen la animadversión a los cronistas deportivos de Televisa, que cuando el equipo recibe una falta, la exageran y hasta inventan que les hacen penales, aunque los televidentes que siguen los partidos observan que nada de eso ocurre.
En cambio, si un jugador americanista comete una falta, la minimizan, y si es dentro del área, ni por equivocación repiten la transmisión de la jugada: la ocultan y hablan de otras cosas, o abiertamente niegan que la infracción haya existido, lo cual hace odioso al equipo e induce a millones de aficionados a desear que fracase.