*¿Conservará el PRI la gubernatura o la ganará Morena? *¿Para qué quieren el poder?
De la redacción
(Primera parte)
Como nunca había ocurrido antes en el Estado de México, ni siquiera cuando el presidente José López Portillo impuso la candidatura de Alfredo del Mazo González, contra la expresa inconformidad de Carlos Hank González y Jorge Jiménez Cantú (todos ya fallecidos), se da ahora una terrible pugna al interior del PRI.
De acuerdo con una revisión de “El Espectador” al proceso selectivo interno de abanderado priista para la contienda de 1981, comparado con el actual, las cosas fueron más tranquilas en aquellos tiempos de monarquías sexenales.
Ahora, la sorpresiva e inexplicable renuncia de Ernesto Nemer Álvarez -político de larga y brillante trayectoria política y administrativa- a la Secretaria General de Gobierno y su relevo por Luis Felipe Puente Espinosa ha puesto al descubierto la lucha sin cuartel al interior del partido en el poder, y genera dudas respecto de quién o quiénes decidirán el nombre del candidato(a) que postulará el priismo mexiquense.
A diferencia de la elección de Del Mazo González, “este año existe incertidumbre no sólo respecto a quién ganará la elección constitucional del primer domingo de junio; es decir, dentro de 11 meses, sino también de qué grupo doméstico del PRI surgirá el candidato o candidata, y quién lo será por Morena”, sostuvo Leoncio Mata Zárate, uno de los editorialistas de “El Espectador”.
La situación del tricolor se complica por varias razones, pero fundamentalmente porque como ocurrió en 2005, con Enrique Peña Nieto; y en 2011, con Eruviel Ávila Villegas, no hay un presidente de la República priista que imponga abanderado o abanderada, por lo cual la decisión no vendrá de Palacio Nacional, sino de los grupos priistas estatales, especialmente el de Enrique Peña Nieto. “Y uno de ellos se impondrá a los demás, aunque al final todos lo acepten”, previó el politólogo.
En 1999, recordó Mata Zárate, “también la candidatura la decidieron los priistas mexiquenses, en elección a las bases, porque Ernesto Zedillo Ponce de León era un presidente débil y no le interesaban las cosas del PRI, como a escala ocurre ahora con el gobernador Alfredo del Mazo Maza, realidad que reconocen los cuadros y militantes tricolores”.
En este escenario, reflexionó el maestro universitario del área de ciencias sociales, “la incertidumbre es múltiple, porque no sabemos quiénes serán los candidatos o candidatas; tampoco qué partido o coalición ganará y, lo más relevante: si quién gane la gubernatura reunirá la idoneidad para conducir los destinos con eficacia los destinos del Estado, lo cual no se incluye en los análisis sobre la sucesión en la entidad, y debería ser el tema central”, criticó.
Sobre las pugnas internas de los grupos del PRI por la candidatura para la titularidad del Poder Ejecutivo estatal, Mata Zárate sostuvo que la renuncia de Nemer Álvarez fue la expresión más ruda de esa lucha, pero que también está la salida de los colaboradores que tuvo Alejandra del Moral en la dirigencia estatal del PRI y de los comités municipales que designó; la atribución de una mujer grosera de San Carlos al grupo de Ana Lilia Herrera, y la irrupción de Eric Sevilla como otro prospecto.
De la misma forma, citó además la profusa difusión de la debilidad de la dirigencia nacional del PRI, que encabeza Alejandro Moreno, y de la cual forma parte Ricardo Aguilar Castillo, otro de los fuertes favoritos para la candidatura en cuestión.
“Lo presentan como parte del liderazgo partidista más perdedor en la historia del antes invencible partido: de 21 elecciones para gobernadores en las cuales el tricolor participó, incluyendo 10 de estados que gobernaba, sólo ganó una y por regalo del PAN: Durango”, comentó el articulista de esa publicación.