*La mayoría de los dueños de bancos del país no son mexicanos, sino extranjeros.
De la redacción
Hasta antes de la nacionalización de la banca por parte del gobierno de José López Portillo, el ejemplo acabado de banquero de verdad era Agustín Legorreta Chauvet, mandamás del Banco Nacional de México (BANAMEX). Conocedor a fondo de la actividad, fue desplazado de la misma por intereses políticos.
Cuando los gobiernos neoliberales reprivatizaron los bancos saneados y convertidos en acreedores de las propias autoridades federales, Legorreta Chauvet fue vetado para recuperar lo que le había pertenecido.
Se creó una nueva clase de vaqueros, sin experiencia en la actividad, pero muy amigos o prestanombres de políticos poderosos, de los cuales el mejor ejemplo fue Carlos Cabal Peniche, el empresario financiero consentido de su tocayo Salinas de Gortari.
Esta situación molestó mucho a Legorreta Chauvet, pero se aguantó el coraje, y no fue sino hasta 2010, cuando todos aquellos que lo agraviaron habían ya dejado el inmenso poder acumulado, que el antiguo dueño de BANAMEX explotó y los criticó con dureza, pero con bases.
En una conferencia dictada en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), el expresidente del Banco Nacional de México (Banamex), Legorreta Chauvet, descalificó a los nuevos banqueros.
Sostuvo que los bancos mexicanos ya no eran lo que fueron, es más, aseveró que ya ni existían los banqueros; había, sentenció, “puros especuladores, en confabulación con políticos, ministros de hacienda y gobernantes”. Y también criticó la venta de bancos al capital extranjero.
Para entonces, ex funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) eran empleados en los banco, incluyendo Banamex, que le perteneció y después fue vendido a inversionistas estadounidenses, sin pagar impuestos por la esa operación de compra venta, en el gobierno de Vicente Fox Quesada.
Hace una década el exbanquero alertó del riesgo que representaba el excesivo endeudamiento para los países, problema que ha crecido y se agravó con la pandemia, la cual obligó a muchos gobiernos, inclusive en forma irreflexiva, a contratar créditos con el pretexto de reactivar la economía, lo cual no lograron, pero comprometieron sus finanzas con más deuda. También en esto tenía razón.
Y no menos acertada eraesa descripción de los banqueros hecha hace 10 años por el ex dueño del banco más antiguo del país, porque son especuladores, aunque ya no protegidos por la SHCP.