*Los audios difundidos por su sucesora en la gubernatura así lo demuestran.
De la redacción
A pesar de ser relativamente joven, Alejandro Moreno Cárdenas, mejor conocido en el mundo político como “Alito”, es un político a la vieja usanza, con los vicios en el ejercicio del poder propios de los años sesenta y setenta del siglo pasado, de acuerdo con un análisis de “El Espectador” al contenido de los audios difundidos por la gobernadora de Campeche, Layda Sansores.
Ésta, sucesora del dirigente nacional del PRI en la gubernatura, dio a conocer una serie de grabaciones en las cuales Moreno Cárdenas ordena a subordinados efectuar maniobras para extorsionar empresarios, triangular recursos, hacer pagos en efectivos, como a Televisa, ocultar gastos de una partida en otros y falsear conceptos de pagos y una serie de acciones irregulares.
Más allá de su recomendación de “matar periodistas, no con balas, sino de hambre”, que irritó a los informadores y analistas profesionales, “Alito” tiene dos graves problemas: justificar el origen ilícito de su inmensa fortuna y acreditar el destino de fondos federales ejercidos cuando fue gobernador.
Si fue capaz de desviar presupuesto federal, eso indicaría que no creyó en que la lucha contra la corrupción del gobierno federal era real, porque los presuntos malos manejos de dineros públicos de la federación habrían ocurrido ya en el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En su defensa el dirigente nacional del priismo, de desastrosos resultados electorales para la causa de su partido, reconoció que su descomunal patrimonio lo formó a partir de que llegó a la gubernatura; es decir, de 2015 a la fecha.
En su descargo dice que sus ingresos ajenos a los que tuvo como gobernador fueron 4 veces mayores, pero debe acreditar el origen y el pago de impuestos, y por lo que ha dicho en los videos, el escrúpulo, ética y apego a la ley no fueron precisamente prácticas cotidianas cuando gobernó Campeche.
Desviar fondos federales de un gobierno que ha hecho de la lucha contra la corrupción su principal bandera, enarbolada por todo el territorio nacional en la campaña electoral del ahora mandatario, es, para decirlo suavemente, tonto.
El contenido de los audios difundidos para la gobernadora campechana, hacen creíble el señalamiento de la corrupción en el gobierno de Moreno Cárdenas, que no se desvanece con la denuncia de que es un perseguido político.
De acuerdo con una revisión de “El Espectador” al comportamiento y acciones del dirigente priista encontró que no sólo es el dirigente partidista más perdedor en la historia del tricolor en elecciones locales, sino el que tiene una enorme facilidad para conjuntar tantos graves problemas en su contra.
