De la Redacción
En la reestructuración del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI hecha la semana pasada por su máximo dirigente, Alejandro Moreno Cárdenas, a quien le gusta que le digan “Alito”, además de Ricardo Aguilar Castillo -quien había dejado desde hace dos meses la Secretaría de Organización, para buscar la candidatura del PRI a gobernador- salió también otro mexiquense en un puesto clave: Carlos Iriarte Mercado. Ambos son cercanos del expresidente Enrique Peña Nieto y de Arturo Montiel Rojas.
El problema para los hombres priistas que aspiren a la gubernatura consiste en que podrán quedar vetados en la práctica si su partido postula en Coahuila a un masculino (dicho en lenguaje policíaco), por eso de la paridad de género en las candidaturas.
Si eso sucediera y hay indicios de que así será, la lucha interna se limitará a Ana Lilia Herrera Anzaldo y Alejandra del Moral, una identificada con el grupo de Montiel y la otra con el de Videgaray. Si la ésta última se impone, como tanbién ya se sospecha que sucederá, quedaría demostrado que Luis Videgaray Caso conserva el inmenso poder delegado por Peña Nieto desde que era gobernador, y que lo llevó a ser una especie de vicepresidente, con más influencia que su propio jefe formal.
Videgaray mandaba en el PRI nacional y, con mayor razón, en el estatal, pero también decidían candidaturas en partidos teóricamente de oposición. Así, incondicionales ‘opositores’ fueron hasta gobernadores.
Esos tiempos de dominio mexiquense en el PRI nacional ya pasaron, y aunque nada indica que Moreno Cárdenas tenga ascendencia en la clase política priísta del Edoméx, si el controvertido personaje logra influir en la postulación de su partido en Coahuila, sí será determinante en el proceso mexiquense.
