*Oficialmente vuelve a ser dirigente Cristian Campuzano y sale Agustín Barrera.
De la redacción
En junio del año pasado, como aliado del PRI y el PAN, el PRD aportó a la candidatura de Ana Lilia Herrera Anzaldo en el distrito 27 de Metepec, 2 mil 272 votos, equivalentes apenas al uno por ciento de los sufragios obtenidos por la alianza “Va por México”.
Esa magra cosecha de votos refleja la crisis de ese partido, que tuvo en suelo mexiquense uno de sus principales bastiones hasta no hace muchos años. La pérdida de desprestigio y confianza de los votantes se agravó al unirse y apoyar al partido de derecha, el PAN y al PRI, que ahuyentó a su antes numerosa militancia.
A esta situación se añade ahora su división interna, que amenaza con colocarlo en una posición que el próximo año lo margine de las prerrogativas, si no alcanza el 3.0 por ciento, como ya ocurrió en cerca de 20 entidades federativas, precisamente por la pérdida de respaldo ciudadano en las urnas.
Ahora su crisis en el Estado se profundizó, porque la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), con sede en Toluca, revocó la resolución del Tribunal Electoral del Estado de México (TEEM), que había convalidado el desconocimiento del dirigente estatal Cristian Campuzano y su expulsión de las filas perredistas mexiquenses.
Esa resolución puede ser impugnada ante la Sala Superior de la autoridad jurisdiccional en materia de elecciones, pero si eso ocurre, el conflicto interno se prolongará, cuando está en puerta el inicio del proceso para elegir gobernador.
Lo resuelto por la Sala Regional del TEPJF deja sin efecto el nombramiento de Agustín Barrera Soriano como presidente del PRD en el Estado, circunstancia que vuelve más compleja la situación de ese partido, supuestamente de izquierda, pero apoya a la derecha partidista, en una contradicción que explica su proceso de extinción.
