De la Redacción
Este es un fin de semana clave para MORENA: elegirán a delegados para su Congreso Nacional, en el cual se definirán las reglas para elegir candidato presidencial. Los consejeros nacionales tendrán mucho peso también en la elección de dirigentes nacionales de ese partido, y por programarse en un escenario anticipado de lucha interna por la candidatura presidencial, los interesados en esa postulación buscarán se elija al mayor número posible de sus seguidores.
Morena tiene dirigencias estatales provisionales, en algunos casos desde el 2015, por su evidente incapacidad de organizarse. Y si tiene comités estatales provisionales, ya ni se diga de los municipales, muchos no se han integrado siquiera, pues ha dedicado su tiempo y esfuerzos a preparar su participación en elecciones.
Un dato interesante en este sentido es el siguiente: para la propia elección presidencial de 2018, en la que ganó el actual titular del Poder Ejecutivo Federal, Morena participó con una dirigencia nacional provisional que, además, parecía más interesada en impedir el fortalecimiento de su partido que en fortalecerlo.
Con ese antecedente y en estas circunstancias, la elección de delegados reviste una importancia estratégica, y de la forma cómo la efectúe y del perfil de los delegados dependerá la calidad de sus órganos directivos.
