*Osiris Matus examinó el caso de San Pedro del Rosal, municipio de Atlacomulco.
De la redacción
Mujeres indígenas de San Pedro del Rosal reconfiguraron los roles de género ante la ausencia masculina en la comunidad, por la emigración a zonas urbanas, como la cabecera municipal, pero también a Toluca y Ciudad de México, en busca de ingresos para una mejor calidad de vida de ellos y de sus familias, destaca Osiris Matus, egresada de la Facultad de Humanidades de la UAEMéx.
Su texto “La reconfiguración de los roles de género a través de la emigración en San Pedro del Rosal, un pueblo mazahua de Atlacomulco”, publicado en el libro “Atlacomulco”, editado por el Colegio Mexiquense, la autora rescata la historia de las mujeres de la comunidad, que emigraron entre los años 1950 y 1960.
Considera importante reivindicar la lucha de mujeres, principalmente de las indígenas, pues a través de sus historias de vida se entiende el testimonio de la vida de los municipios a los cuales pertenecen.
En el caso de la comunidad objeto de estudio, Osiris Matus revisa el proceso de empoderamiento de las mujeres del pueblo ante la migración de los hombres, que las condujo a tomar decisiones en el ámbito de lo privado y lo público, detonando un movimiento migratorio y económico de la región.
En la investigación, la egresada de la UAEMéx encontró dos tipos de mujeres que viven este tipo de empoderamiento: las que se quedaron y las que se fueron. Las primeras, detalló, entraron en un proceso de sobrevivencia, con el abandono gradual de sus parejas, padre o hijos, lo cual las obligó a buscar estrategias para subsistir, y de pronto también salieron a buscar trabajo e ingreso en actividades comerciales, como la venta de artesanías y productos alimenticios.
Emigraron de la comunidad a la cabecera municipal, Toluca y la Ciudad de México, y en esta movilización pudieron empoderarse y buscaron que sus hijas e hijos tuvieran más oportunidad de vida, asevera en su texto Osiris Matus.
La emigración de los hombres generó un retroceso en el municipio, pues muchos no enviaban dinero, ante lo cual fueron protagonistas de un proceso para superar la situación. “Ellas fueron las principales actoras de este proceso de empoderamiento. Sin darse cuenta, trazaron el camino para que sus hijas lo andarán y actualmente, sus nietas están recogiendo esos frutos, lo cual se ve reflejado en el alto índice de escolaridad que posee el municipio”. Y lo mismo ocurrió en otras comunidades del país, contribuyendo a la estabilidad económica de México, “aunque su aportación no fue recogida en los libros de la historia oficial”, advirtió.