*Siguen vacantes alrededor de 10 mil plazas.
De la Redacción
No es fácil, ni quizás justo, emitir un juicio definitivo y condenatorio contra los médicos mexicanos especialistas que no aceptan plazas para hospitales, clínicas y centros de salud del sector público ubicadas lejos de las grandes zonas urbanas, porque si bien por un lado deben tener compromiso de servir donde más se necesita, también está la realidad de que los profesionales de la medicina especializada aunque laboran en las instituciones públicas también tienen consultorios y clientela; es decir, ejercen la medicina privada, lo cual no pueden hacer en las áreas rurales, porque la población no dispone de dinero para pagar sus servicios.
Por otra parte, las organizaciones médicas nacionales cuestionan la presencia de médicos cubanos, quienes sí aceptan trabajar en zonas rurales, lo que evidencia la insensibilidad social de sus dirigentes y hasta mezquindad, porque no buscan se ocupen las plazas en dichas regiones, pero se oponen a que se contrate a los cubanos.
Siguen vacantes cerca de 10 mil plazas y no se ocupan porque no les interesan a los médicos especialistas mexicanos, mientras la población, especialmente aquella sin protección del régimen de seguridad social, padece enfermedades que requieren atención especializada. La situación es compleja y la solución no será inmediata, en tanto el problema de la atención a la salud en zonas marginadas tiene años de retraso y requiera de respuestas inmediatas.
