*Diputada propone que no se cobre a municipios capacitación y control de confianza.
De la redacción
Las denuncias de corrupción contra elementos de los cuerpos de seguridad y especialmente la detección de una banda de secuestradores y extorsionadores integrada por policías de investigación y miembros de la Secretaría de Seguridad estatal prueban el fracaso de la capacitación y el control de confianza.
Estos servicios los proporciona el gobierno estatal, pero a los ayuntamientos les cobra. Y por lo ocurrido con la banda de policías secuestradores y extorsionadores, es evidente que el control de confianza no es eficaz, ni siquiera en las filas de las policías estatales.
La diputada local María del Carmen de la Rosa Mendoza se refirió al problema, pero su enfoque fue exclusivamente sobre el cobro del servicio de capacitación y control de confianza a los integrantes de los cuerpos de seguridad municipales.
La representante popular por Nezahualcóyotl propuso que el gobierno estatal cubra el costo de la capacitación y control de confianza, para que los ayuntamientos logren ahorros para destinarlos a mejorar otros aspectos, como patrullas y equipo.
No obstante, el problema más grave es el que se infiere de los policías delincuentes: el fracaso de la capacitación y el control de confianza, que fueron incapaces de detectar con oportunidad a elementos policiacos corruptos, dedicados a agraviar a la sociedad con actos de corrupción.
La situación se complica y vuelve más preocupante porque la banda de extorsionadores y secuestradores descubierta en el marco de la “limpia” que efectúa el nuevo Fiscal General de Justicia del Estado, José Luis Cervantes operaba en el Valle de Toluca; es decir, en donde están los mandos de la Fiscalía y de la Secretaría de Seguridad y se supone con mayor supervisión de las policías.
Si los policías presuntos extorsionadores y secuestradores delinquían en esta región del Estado, nada más es de imaginar cómo operarán otros grupos delictivos de elementos de seguridad en lugares lejanos de la capital mexiquense.
El fracaso o no aplicación del control de confianza a policías ha quedado de manifiesto en otras acciones delictivas de elementos policiacos, detenidos en flagrancia cuando cometían ilícitos o denunciados por las víctimas.
El caso más notable de fallido control de confianza o alta corrupción lo constituyó el policía de la Secretaría de Seguridad estatal, quien con un vehículo oficial una madrugada atropelló a dos modestos vendedores de tamales en la Ciudad de México.
El delito se cometió en la capital del país, en donde el policía conducía la unidad; es decir, fuera del territorio estatal. Le ocasionó lesiones graves a una de las víctimas, quien perdió las piernas, además destrozó los dos carritos, instrumento de trabajo de las dos personas.
Sorprendió el que el individuo contaba con antecedentes penales por delitos graves y había estado preso, pese a lo cual la Secretaría de Seguridad lo contrató y asignó nada menos que al área de inteligencia policial. No le hicieron o falló el control de confianza, como en los casos de la banda de policías extorsionadores.