COORDENADAS POLÍTICAS
MACARIO LOZANO R.
ESPECULACIONES SOBRE LA LUCHA INTERNA DE
LOS PARTIDOS POR LA CANDIDATURA DEL 2023
El proceso para elegir titular del Poder Ejecutivo mexiquense el próximo año será el de mayor rijosidad en la historia, por los grandes, numerosos y variados poderosos intereses en juego, como lo hemos comentado en este espacio de opinión. No sólo veremos tirantez interpartidista, sino también al interior de las organizaciones políticas por la candidatura del caso.
En realidad desde finales del año pasado comenzaron los esfuerzos de los grupos internos de los partidos políticos por ganar terreno en pos de esa nominación para uno de sus miembros, especialmente en los dos principales partidos mexiquenses: el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI), gobernante en la entidad.
En el primer caso fue notorio el resurgimiento de las antiguas “tribus” del Partido de la Revolución Democrática (PRD), de donde surgieron muchos de sus cuadros, y permitieron al grupo de “los Chuchos” apoderarse de la estructura partidista, convertirlo en franquicia de un grupo y terminar luchando por la vuelta del PRI a la presidencia de la República
Esa amarga experiencia obligó a los fundadores de MORENA a prohibir en sus estatutos la formación de corrientes internas, por perniciosas, porque de acuerdo con lo que sostienen muchos de sus creadores importantes, esos grupos pusieron por delante de los principios (y objetivos estratégicos de su lucha) los pleitos por cargos directivos, candidaturas, cargos de representación proporcional y el manejo de las prerrogativas federales y estatales.
Las pugnas entre “tribus” generaron una mentalidad y visión de la política que sus representantes se regocijaban cuando le ganaban una candidatura o una posición de dirigencia a otros grupos más que si hubieran derrotado al PRI o al PAN en una elección constitucional. De hecho les interesaba más vencer al competidor interno que a los adversarios ideológicos externos; y les dolían más las derrotas frente a correligionarios que ante los competidores de afuera. Eso presenciamos de nuevo.
En su momento se llegó a comentar que el PRD parecía haber sido fundado por el gobierno y el PRI para que fuera el espacio privilegiado de la lucha entre izquierdistas, con el fin que se olvidaran de combatir al partido en el poder, además de debilitar sus posibilidades de crecimiento y de triunfos trascendentes.
Las elecciones de delegados al congreso nacional morenista y el proceso para elegir dirigentes estatales mostraron la persistencia de grupos o tribus en Morena, que dañaron mucho al PRD y prácticamente lo desaparecieron. Estatutariamente están prohibidos, pero existen, actúan y hacen cuentas del número de delegados que tienen, como si el objetivo de ese partido fuera ganar delegados, no el poder, mediante la obtención de apoyo de los simpatizantes y de quienes integran esa amplia y mayoritaria franja de mexiquenses sin partido.
En el PRI, a su vez, se dicen tantas cosas sobre quién decidirá el nombre del o la que representará a “Va por México” a la elección del 2023, y no se sabe si ganará el “Grupo Atlacomulco” o el agente del capital financiero mundial, Luis Videgaray.