1-No se trata de “machismo”, ni misoginia, pero fuera de Delfina Gómez Álvarez, MORENA no tiene muchas mujeres capaces de conducir a ese partido de manera exitosa en procesos electorales en el Estado de México, como lo prueba su procedimiento para escoger dirigente. Su cartera de cuadros femeninos es limitada, y hasta una dama que en su condición de síndico nada hizo para evitar el desastroso gobierno de Juan Rodolfo Sánchez Gómez en Toluca figura en la lista de candidatas a encabezar ese partido en la entidad.
2-La lucha por la gubernatura del próximo año será extremadamente dura para Morena, y entre sus militantes femeninas (pero también entre los hombres) no hay muchas con la capacidad, preparación, experiencia, eficacia y eficiencia para superar los numerosos obstáculos que le interpondrán a esa organización política para evitar su victoria.
3-Además, la obligación de elegir como dirigente a una mujer le significa una desventaja frente al PRI y la hipotética alianza “Va por el Estado de México”, aunque a decir verdad, el morenismo no gana por su buena organización y grandes dirigentes, sino por el poderoso liderazgo político, social, institucional y electoral del presidente Andrés Manuel López Obrador, y en menor medida por sus metas, que hacen suyas y benefician a los electores.