*En 2003 el gobierno de Vicente Fox entregó esa concesión sin prever riesgos.
De la redacción
A la mitad de su sexenio, el presidente Vicente Fox Quesada otorgó la concesión para explotar carbón en la mina Pinabete, sitio ahora de la tragedia de los 10 trabajadores atrapados en el fondo por una inundación.
El primer mandatario ajeno al PRI no previó que muy cerca del lugar donde operaría la nueva mina existía otra, abandonada por incosteable desde hacía 20 años; es decir, desde 1983.
De acuerdo con información de Laura Velázquez, titular de Protección Civil federal y responsable de las tareas de rescate de los mineros de Pinabete, el problema es que la mina abandonaba, varias veces más grande que la de la tragedia, se encontraba inundada.
Estaba llena con un millón 900 mil metros cúbicos de agua y. al perforarse una de sus paredes accidentalmente, en los trabajos de extracción de carbón en la mina Pinabete, esos volúmenes de líquido almacenado comenzaron a fluir hacía ésta.
La inundación ocurrió cuando 15 trabajadores laboraban, y la presión fue tan fuerte que arrojó a la superficie, por el pozo, a 5 del grupo de trabajadores mineros, quienes de esta forma lograron salvarse.
Para dar una idea de lo que representó el problema del agua almacenada en la mina abandonada, el volumen al momento de la inundación bastaba para llenar nueve millones de tambos de 200 litros cada uno.
El problema se agravó porque cuando ya se habían extraído cerca de 700 mil metros cúbicos de agua el orificio o boquete por donde llegaba el agua a la mina Pinabete, éste se agrandó, y otra vez el tirante de agua quedó como al principio.
Las tareas de rescate incluso pudieron culminarse con éxito, pero en hueco del pozo quedó obstruido con la madera utilizada para apuntalar y reforzar la seguridad de los mineros en el subsuelo.
Nada de esto hubiese ocurrido si Vicente Fox Quesada hubiera recabado información sobre las condiciones del riesgo que representaban el millón 900 mil metros cúbicos de agua acumulados en la mina abandonada y ubicada muy cerca de donde se explotaría la Pinabete.
Es decir, si antes de entregar la concesión de la mina de la tragedia, Fox Quesada o sus funcionados hubieran investigado si la explotación podía representar o no riesgos para el nuevo centro laboral minero, pero no se hizo.
Los esfuerzos de rescate, desplegados con altos costos y riesgos para los rescatistas, al cierre de esta edición de “El Espectador” no habían tenido éxito, y entre familiares y participantes en la tarea de salvamento existía pesimismo sobre si los 10 mineros serán encontrados con vida, por el tiempo transcurrido.