*Los datos oficiales demuestran resultados positivos en el combate al crimen.
De la Redacción
No parece descabellada la hipótesis esa de que los actos criminales de alto impacto registrados en varias entidades federativas, o al menos algunos de ellos, son acciones con objetivos más allá de la simple pugna entre grupos delictivos organizados por dominio territorial o por la preponderancia criminal, porque son aprovechados mediáticamente para arraigar la idea de que la estrategia de seguridad pública del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador fracasa.
Los datos duros del INEGI indican todo lo contrario, pues en cuanto va del año los homicidios dolosos se redujeron 10.4 por ciento, para ser la primera ocasión en 22 años en que este tipo de delitos, los que más agravian a las víctimas, a sus familiares, a la sociedad y al Estado de Derecho, está frenando y revirtiendo su tendencia al alza.
Datos comparativos del INEGI y del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en el que participan los gobiernos de las 32 entidades federativas, indican que entre el primero y el último año del sexenio de Vicente Fox Quesada las muertes violentas intencionales u homicidios dolosos, como también le dicen, crecieron 1.5 por ciento, que se elevaron 192 por ciento durante el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa y casi 60 por ciento con Enrique Peña Nieto.
Este año se redujeron en el porcentaje citado, y todavía en mayor medida los delitos federales, así como los del fuero común en general, pero las campañas mediáticas hablan del “fracaso de la estrategia de seguridad pública”y aprovechan las masacres perpetradas, olvidando, o mejor dicho omitiendo de manera deliberada en su análisis la estadística general oficial; sobre todo, en el caso de los homicidios intencionales. Nunca hablaron de fracaso cuando crecieron 192 por ciento con Calderón, o 59.2 por ciento con Peña; sin embargo, ahora los medios lo hacen cuando bajaron 10.4 por ciento.