POSVERDAD Y MANUAL DE LA PROPAGANDA NAZI
DE GOEBBELS ¿HAY SIMILITUD EN LA PRENSA AQUÍ?
MAXIMILIANO CASTILLO
Los que ven y le creen a los noticieros de radio y televisión y leen periódicos, especialmente los espacios de opinión, son los más desinformados de México. Ignoran que la política informativa y analítica de los grandes medios la dictan los poderosos intereses económicos y privilegios que buscan recuperar, si no en este sexenio, sí en el próximo, aun cuando MORENA conserve la presidencia de la República.
Si el presidente Andrés Manuel López Obrador les hubiera mantenido los ríos de dinero por publicidad, los apoyos en especie, el perdón fiscal, concesiones, contratos con sobreprecios de bienes, servicios y obras públicas, los noticieros de radio y televisión, los periódicos diarios y sus periodistas estrellas no atacarían todos los días y a toda hora al mandatario.
Tampoco le darían espacios privilegiados a los opositores para reprobar todo lo que hace López Obrador; al contrario, los “satanizarían”, como lo hicieron antes. Lo hemos comentado en otras ocasiones en este espacio y también hemos sostenido que en la campaña de desprestigios que sostienen utilizan las recomendaciones de los manuales de la propaganda del nazi Joseph Goebbels y de la CIA, utilizada durante la “Guerra Fría”, particularmente en América Latina.
Para documentar nuestros señalamientos presentamos lo que recomendaba el ministro de propaganda de Adolfo Hitler.
1- Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo; 2- Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada; 3- Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”; 4- Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave; 5- Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.
6. Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”; 7- Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones; 8- Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias; 9- Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines; 10- Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas; y 11- Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.