*No quisieron suspender y prestar temporalmente sus patentes de vacunas.
De la redacción
Las 7 principales corporaciones farmacéuticas globales, cuyas acciones conjuntas aumentaron su valor en 5.7 billones de pesos durante la pandemia, actuaron con mezquindad y hasta mercenarismo. No quisieron apoyar a los países pobres.
La Organización Mundial de Salud (OMS), agencia de la ONU y otros organismos internacionales de la materia, les solicitaron que para facilitar el acceso de los países pobres a las vacunas anticovid-19 suspendieran temporalmente sus patentes, y permitieran la producción de los biológicos sin cobra regalías.
En un comportamiento insensible, ruin, se negaron a facilitar sus derechos de las fórmulas a naciones que no estaban en condiciones de pagar las vacunas a precios comerciales, por ello miles de millones de habitantes del planeta quedaron sin protección frente al nuevo coronavirus, que ocasionó estragos en esos países.
Hugo López-Gattel, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud, se refirió al tema y recordó que la petición de la OMS a las corporaciones farmacéuticas que dominan el mercado de los medicamentos y vacunas, no fue atendida.
Prefirieron hacer grandes negocios con los gobiernos de las naciones ricas, que tenían dinero para pagar las vacunas, entonces insuficientes para atender la demanda, que solidarizarse con los países pobres, como los de África.
Casi un año después del comienzo de la aplicación de la vacuna anticovid, los índices de inoculación en los pueblos pobres es casi nulo, porque no hubo solidaridad de las corporaciones farmacéuticas.
El funcionario de la Secretaría de Salud, uno de quienes mejor conocen de pandemia en México, criticó también a los gobiernos de los países ricos, porque cerraron los ojos a lo que estaba ocurriendo en las regiones habitadas por familias de bajos ingresos, y acapararon las vacunas.
Compraron varias veces más que el número de habitantes; es decir, adquirieron más de las que necesitaban para proteger a sus poblaciones, al grado que en estos momentos no saben qué hacer con cientos de millones de dosis.
Ahora están donando esas vacunas, porque no las necesitan y caducarán pronto; tal vez un porcentaje considerable ya lo hizo, mientras los pueblos pobres todavía tienen amplias franjas de población sin recibir la primera dosis.
De la información proporcionada por López-Gattel, por cierto, víctima de furiosas campañas por denunciar la corrupción de las anteriores autoridades de salud hasta en la compra de medicamentos, se infiere que las corporaciones farmacéuticas fueron mezquinas frente a las necesidades de vacunas y hasta mercenarias.