*Un grupo de policías ebrios mexiquense atropelló a otro capitalino y huyó.
De la redacción
Cada vez es más frecuente comprobar el comportamiento delictivo de los elementos de los cuerpos estatales de seguridad pública. Fue de escándalo la información de la existencia de una banda criminal especializada en secuestro y extorsión, integrada por miembros de la Policía Ministerial y de la Secretaría de Seguridad.
También fue noticia el atropellamiento en la Ciudad de México de dos modestos vendedores de tamales, por parte de un elemento policíaco del área de inteligencia de la citada Secretaría. Una de las dos víctimas perdió ambas piernas y adicionalmente el policía mexiquense, quien había estado preso en penales capitalinos por delitos graves, agregó otro delito: abandonó a sus víctimas.
Huyó y más adelante destruyó el vehículo propiedad del gobierno mexiquense, en un comportamiento totalmente contrario al esperado de los servidores públicos. No se ha vuelto a saber de él, aunque hay versiones de que fue protegido y sigue cobrando en la nómina de la dependencia, apadrinado por funcionarios poderosos.
La semana pasada, y otra vez en territorio de la Ciudad de México, cuatro policías de la Secretaría de Seguridad, en estado de ebriedad atropellaron a un policía capitalino, en la delegación de Cuajimalpa. Se ignora si el vehículo era oficial, pero la Fiscalía General de Justicia investiga lo ocurrido como tentativa de homicidio.
El grupo de policías andaba ebrio e incurrió en infracción al Reglamento de Tránsito, por lo que un elemento de tránsito de la vecina entidad quiso sancionarlos, pero el policía mexiquense conductor del vehículo le echó la unidad y lo lesionó, para luego huir y abandonar la víctima, a quien intentaron causarle la muerte.
Los numerosos casos de violación a la ley por parte de quienes son los primeros obligados a respetarla y hacerla cumplir evidencia que los programas de profesionalización, capacitación y adiestramiento fracasaron en las corporaciones policíacas estatales y municipales, inclusive con frecuencia son denunciados sus elementos por casos de extorsión a conductores.
De la misma forma estos casos ponen de manifiesto que no se aplican o son ineficaces los controles de confianza a los elementos de las corporaciones de seguridad mexiquense, porque no hay explicación a el frecuente comportamiento delictivo de los policías.
